Contra la extinción de lo sutil

ENTREVISTA A JULIETA TARRAUBELLA

Por Elías Leiro

Es lunes, son las siete de la tarde y me encontré con Julieta hace un rato en el espacio donde ambxs tenemos taller. El próximo sábado inaugurará su primer muestra individual —Fantasía existe— en la galería NN de La Plata. Antes de comenzar con las preguntas la ayudo y armamos juntxs la pantalla de lona en la que estará proyectado el video y pieza principal de su muestra. Con la pantalla ya armada, nos sentamos en el sillón del “living” y conversamos. 

Elías: Arranquemos por el principio, Fantasía Existe ¿Por qué el título? ¿De dónde sale? 

Julieta Tarraubella: Bueno, el título fue lo último que hicimos para la muestra. Todo partió de esa construcción de un universo fantástico, de esta suerte de hadas. Yo les digo hadas, pero en realidad son como entes, a los que no les quiero decir mágicos porque, bueno, toda la muestra la fui pensando a partir de la serie previa (Elementales) que había hecho que buscaba ver los atributos mágicos que tienen los seres que están más cerca de mí, que la hice con unes amigues muy muy muy querides a quienes les puse alas y detalles mágicos trabajando con fotogramas. La idea también era un poco usar la fotografía como al principio del siglo XX, cuando se utilizaba para, en algún punto, empezar a mostrar las hadas, todos los trucos mágicos, los espectros. Y, en un primer momento era un recurso nuevo para todas las personas que armaban ilusiones. Entonces un poco con esa idea, y con la idea de revelar esa cosa que no es visible a los ojos naturalmente, empecé a utilizar la técnica de los fotogramas. Cuando surge la muestra tenía ganas de construir ese universo de hadas en la ciudad, en Buenos Aires, un poco contraponiendo lo mágico y lo sutil de la vida con la ciudad.

Elías: Y, en esta referencia que vos me pasaste de Tolkien de “El árbol y la hoja” como texto teórico con el que trabajaste, habla de esta idea de “fantasía” como reino o mundo que a pesar de ser otro al que percibimos normalmente, con otras reglas, está conectado al “”real””. Fantasía Existe, como el título de tu muestra, sería una afirmación de la existencia de este mundo paralelo, y de las presencias no humanas, sobrenaturales, en la realidad.

J: Claro, un poco lo que pasa es como Fantasía, existe, o sea, Fantasía es un universo que existe, que está presente. Tolkien habla particularmente sobre el cuento de hadas, pero a lo largo de todo el ensayo él plantea esta idea de que en realidad a Fantasía se accede a través de los deseos que tienen los seres humanos de entrar en contacto con otros seres. Y en realidad todos estos cuentos o anécdotas o fábulas o  películas, demuestran esa idea del contacto con otra cosa que no existe, pero que existe porque aparece a través de eso, se manifiesta, se materializa.

E: Es desde una visión optimista, quizás. 

J: No, no necesariamente.

E: Pensando en la idea de las hadas como estos seres sobrenaturales que están presentes y que normalmente en la literatura son “seres buenos” ¿Sentís que hay algo de esa ilusión fantástica como posibilidad de algo “bueno” dentro de la realidad o es una visión que no está en tu obra? 

J: Es que en realidad para mí hay algo que es muy particular, que es por lo que yo también pienso en la muestra ¿Te acordás cuando en Peter Pan… esto es re anecdótico y re Disney pero no importa porque la cuestión es concretamente así: un hada se muere cuando una persona dice que no cree en las hadas. Entonces lo que yo estoy planteando y queriendo evidenciar de alguna manera, es decir: okei, el mundo, la sociedad o el contexto en el que estamos inmersos hoy en día es tan duro, es tan difícil que ya nadie cree en las hadas y hay como una extinción de todo lo que es sutil, maravilloso, dulce, hay como una extinción hasta del amor (risas)

Entonces un poco que busco con la muestra es hacer una resistencia de eso. Mis hadas no están haciendo magia o trucos o interactuando con los seres humanos, al revés, están queriendo re-materializar a esas otras hadas que desaparecieron, que se convirtieron en cemento y hierro, y haciendo una resistencia para poder sobrevivir a esa idea del no-creo en las hadas.

E: ¿Hay algo de la recuperación del misterio? Con esto que vos planteas de esta realidad dura, áspera, hasta chata en el sentido de la resignación de que las cosas sean como son, ¿crees que hay algo en el recurrir a seres fantásticos como una recuperación de ese misterio que exceden a lo real y que a través de la fotografía capaz, mediante la incorporación de elementos que no están en la captura a la hora de revelar las imágenes, aparece algo de él?

J: Quizás no tanto del misterio sino más una idea de bondad escondida. Siento que ahora salís a la calle, vas a algún lado, no sé, a veces vuelvo a casa con una sensación realmente de mucha ansiedad, tristeza y como de una soledad muy profunda. Y no lo digo solo por mí, o sea, lo digo también en charlas con amigos, uno a veces se encuentra con un día a día muy duro y al regresar a casa lo único que nos queda a veces es esa sensación. Y quizá, más que devolver un misterio, es revelar, no sé, la bondad o la idea sutil que rodea a cada ser humano. Eso que es invisible a los ojos, pero que es subyacente a todes y que cada une elige diferentes corazas para salir a la calle todos los días, para construir o lo que sea. Una suerte de protección del alma de cada une, ¿no? Y lo que me pregunto también es cómo es que hemos llegado a tal punto en el que lo único que muchas veces nos encontramos solamente con esa aspereza cuando en realidad dentro de todes hay una manera muy sutil y mágica también de vivir la vida. La palabra “mágica” yo no la quiero usar (risas). 

E: Tranquila si te repetís mucho, igual yo lo voy a editar. 

J: No quiero usar tanto “magia”” no porque no quiera usar tanto la palabra, sino porque también hay una cosa que me pareció re particular de leer a Tolkien filosofando sobre esto que era que él plantea: Fantasía existe, Fantasía está ahí, todos los seres que viven dentro de Fantasía no son seres mágicos, son seres que tienen poderes especiales con los que nacieron desde siempre. Entonces, son como propios de estas criaturas, de esta especie, como le queramos poner, y la magia aparece en el momento en el que el ser humano trata de llegar a esa cosa que no le es tangible a sí mismo. La magia está intervenida por el ser humano, es el hechicero, la bruja, ese ser humano que trata de generar algún tipo de embrujo o hechizo para llegar a esa fantasía, a ese universo o para traer incluso poderes de ese universo hacia el plano de lo entre comillas “real” ¿no? Pues qué es lo real, ¿no?

Por eso a medida que se fue armando la muestra en las charlas con Cecilia (Szalkowicz, curadora), con Facu (Belén, Galería NN) o con Virginia (Martín, Galería NN), yo también traté de alejarme del uso de esos términos para que no se confundan. Entendí que los poderes especiales son propios de cada ser humano, de cada ser especial y en cambio la magia es cuando empieza a intervenir el deseo del humane para llegar eso, y ahí empiezan también las trastocaciones, empieza el uso de eso para la “maldad” …

E:¿Cuál fue tu primer encuentro con este mundo de Fantasía? ¿De dónde surge tu interés por trabajar con éste imaginario? 

J: Bueno, esto es re personal pero cuando era chica, tenía… cinco, seis, siete, mis viejos me habían regalado unos libros para escribirle cartas a los gnomos y veía una serie en la tele que se llamaba Los gnomos, y los gnomos se llamaban Albricias y Albaricoque. En ese momento me empezaba a preguntar cómo contactarme con esas criaturas, entonces pequeña empecé a escribirle cartitas a estos gnomos, me iba a dormir y armaba como un pequeño “sectorcito” en mi habitación que era el lugar en el que me contactaba con estos seres; dejaba cartas, dejaba galletitas porque se suponía, según el libro, que iban a venir a comerse las galletitas e iban a empezar a dejar ofrendas y que esto y que lo otro. Cuando yo les empecé a escribir, ellos me empezaron a responder, y me respondieron durante dos años y medio, tres, (risas) y yo les contaba las cosas que me pasaban y ellos me dejaban pociones mágicas para, no sé, sembrar alegría en las personas, eh no sé, sembrar bondad o amor. Cosas como “si ves alguien triste anda con esta goma de borrar y escribí su nombre tres veces y vas a ver que va a estar mucho más contento”. En fin, con los años, un día, voy al cuarto de mi vieja a buscar un collar para jugar, abro el cajoncito y encuentro unas plumitas…básicamente lo que hacía mi gnoma madre era con las plumas del canario responder mis cartas todas las noches, yo encontré esas plumitas manchadas con tinta negra. En ese momento las vi y no fue un escándalo, al revés fue como “ok, son mamá y papá” y en algún punto no toqué más nada y seguí jugando hasta que en un momento dejé de escribirle a los gnomos. Y eso no fue tampoco una pérdida de la fantasía o de esa ilusión, si no que fue entender que Albricias y Albaricoque habitaban dentro de elles. Eso quedó como una remanencia, fue como un encuentro con todo ese universo, fue un encuentro con Fantasía para mí. Y hoy en día con, a veces tristeza y soledad, me pregunto cómo re-encontrarme con esa fantasía, y en eso, siento también a veces que mis hadas son las personas que amo, mis gnomos, y quiero ver sus cosas mágicas y entonces me pregunto como serán sus alas, sus manifestaciones, qué poderes tendrán para evocar o andar por la vida, y un poco así empieza el juego de re-encontrarme con todo eso, mi aproximación es más un re-encuentro con ese universo que me llenaba y me daba herramientas para combatir estas soledades. Eso, quizás, no sé. Yo siento que la muestra es medio pesada en ese sentido.

E: En relación a esto que decías de la dislocación, el cuento de hadas como género vinculado al espacio verde, al bosque, y al siglo XVIII o XIX europeo; una primera dislocación es que estos seres fantásticos están en el microcentro porteño en la ciudad de Buenos Aires. 

J: Ahí hay varias cosas… desde mis cinco años vivo en Piedras y Moreno en pleno centro de la ciudad, esa fantasía de correr en el parque o en el bosque o ir a la casa de mi amiguite caminando porque vive a dos cuadras más de adolescente no existía para mí. No me pasó. Yo aprendí a moverme en medio de las manifestaciones y a caminar rápido en el medio de la calle Florida (risas) No sé cómo explicarlo, es lo que más conozco, mi hábitat. 

E: La última por hoy que ya estamos bien: Las fotos para esta muestra son digitales, pero hay un proceso analógico de laboratorio, hasta artesanal, porque en el revelado vos intervenís también las obras con objetos a la hora de hacer la copia. ¿Qué interés reviste para vos esa aproximación más artesanal a la fotografía? ¿Por qué no hacer una alteración digital? Pensándolo  otra vez en los términos anteriores ¿hay algo de ese proceso químico de la fotografía que es mágico? ¿Concreta una imagen que no estaba ahí antes?

J: Son muchas las tangentes de porque elijo hacerlas así. Primero que nada, lo que te contaba del origen de la fotografía utilizada para mostrar lo misterioso, la magia, los efectos, el otro mundo. Por otra parte fue como una manera de acercarme a la imagen, modificar la imagen con mis manos. Hay algo manual, una emoción por el cuarto oscuro, como ganas de estar intoxicada por el químico. También me pregunto mucho cómo hacer que la fotografía sea objetual, también busco eso con el video, que se transforme en una escultura en algo físico. La fotografía es mucho más “difícil” o “raro”. La realidad es que fue difícil hacer las fotografías a color, no había nada escrito. Con Lucía Ferreyra de Laboratorio Medano, mi amiga con quien lo estaba haciendo, inventamos una técnica para que yo pueda intervenir las copias pero apenas cada dos, tres segundos. Lo que básicamente hago es tirar varias exposiciones hasta que llevan a la exposición total de ese papel, y en cada exposición voy interviniendo la foto apenas con lo que voy viendo. Sí, creo que es tocar la foto, porque es muy diferente si escaneo la mariposa o recorto la libélula de internet, le quita un poco la sutileza a la cosa ¿No? Sí, la sutileza.