Ciclo de cultivo
Por Elías Leiro
Dibujo por Candelaria Traverso
1.
Hace unas semanas, a modo de re-encuentro después de algunos años sin vernos, Candelaria Traverso y yo realizamos una video-llamada: ella en su casa en Catamarca y yo en la mía en el oeste del Gran Buenos Aires. Zoom es el portal que nos comunica y hace coincidir nuestras imágenes en la superficie de la pantalla. Recién establecida la conexión, alguien golpea su puerta, me pide disculpas y se levanta a atender. La conversación recién iniciada es interrumpida, la llamada continúa en stand by. Al volver a aparecer frente a la cámara, Cande tenía dos esquejes de árboles que su vecina Ramona le había pasado a dejar para que plantara en su jardín.
Ramona había vivido la mayor parte de su vida en Córdoba. Varias décadas atrás era la esposa del jefe de policía de la provincia, quien además organizaba y manejaba la red de trata y prostitución. Un día, imagino que borracho, el policía o el comisario, en resumen, este hombre, le dijo refiriéndose a la hija de ella que “ya estaba grande y linda, como para trabajar”. No supo si era un chiste de mal gusto o no, pero en ese mismo instante, Ramona lo echó de la casa y amenazó con matarlo si llegaba a volver. Él se fue, pero ella se quedó con su revólver reglamentario esperando por si volvía, y volvió. Un solo disparo en el pecho hizo falta para matarlo. Con él muerto, Ramona hizo lo que tenía que hacer y se encargó de liberar a las chicas víctimas de la red de trata cordobesa. Luego se escapó a Catamarca, al monte, donde aún hoy vive.
2.
Afuera hace calor, todavía no amaneció. Se lava la cara en el baño con el agua que termina de despertarla. Se prepara al desayuno al mismo tiempo que prepara el almuerzo para sus dos hijos. No va a verlos hasta dentro de algunas horas. Las ruedas de la bicicleta están infladas. El sombrero le cubre la cabeza del golpe directo del sol. Se sube y pedalea hasta la plantación. Separa el algodón de la planta y con el mismo movimiento de la mano derecha lo coloca en la bolsa que lleva atada a su cintura. Hoy no hay mosquitos, no los suele haber.
El tres de mayo entró en cenit la constelación del Cruz del Sur. Las cuatro estrellas se posicionaron en la parte más alta del cielo conformando la figura geométrica perfecta de la chakana. El pensamiento indígena concibe a la chakana o cruz escalonada como el “instrumento-puente” que permite conectar planos diferenciados. Un eje vertical parte de arriba hacia abajo conectando el mundo de abajo (Kay Pacha) con el de arriba (Hanaq Pacha). Así inició el año andino: el punto cero a partir del cual el tiempo empieza a durar. Con la chakana en posición vertical al polo sur, se pidió permiso a la Pachamama para recoger los frutos de la cosecha.
En el centro de San Salvador de Jujuy, frente a la plaza, está ubicado el espacio Culturarte, donde el mes pasado sucedió N.O.A.rteamérica – Intersticios y Entramados, la última muestra de Candelaria Traverso con curaduría de Laura Pomerantz. En La Tablada, a 1500 KM en dirección diagonal me encuentro yo, sentado, escribiendo esto.
La manipulación de los planos flexibles adquiere la forma de cruces escalonadas en los textiles que integran la muestra, realizados de manera artesanal por Candelaria. Fragmentos de colores son cortados de los fardos de arpillera sintética donde la ropa llega desde Europa y Norteamérica para ser vendida en los mercados del Noroeste argentino. Banderas de otros países, sellos de pertenencia y garabatos indescifrables hechos en marcador perviven en la combinación de planos de color. Una carpa en el medio de la exhibición contiene ropa y vasijas.
3.
El dos de febrero de 2014 los Broncos de Denver jugaron la cuadragésima octava final del Super Bowl contra los Halcones Marinos de Seattle en Nueva York. Hacía frío, aunque las temperaturas no fueron tan bajas como se esperaban. Otra cosa inesperada que tuvo lugar ese mismo día fue la victoria del equipo de Seattle por 43 a 8. La transmisión de esa final se convirtió en el programa más visto en la historia de la televisión estadounidense. Remeras, gorras, buzos y todo tipo de merchandise con frases alusivas a la victoria como “Halcones Marinos Campeones del Super Bowl” fueron vendidas durante los días siguientes. La dirigencia de los Broncos de Denver también ya había realizado su propio merchandising en el caso de que fueran ellos, como se esperaba, los ganadores del campeonato. Nadie quiere usar tu remera cuando vas perdiendo, menos si la misma conmemora una victoria que no existió. Todo el exceso es donado por la NFL, a cambio de una considerable reducción de impuestos, a la caridad Evangélica Cristiana World Vision que la distribuye gratis al otro lado del mar donde no saben que es la ropa de los perdedores.
4.
El api está caliente. Son las ocho de la noche y el Big Mall está lleno de gente. Es la segunda instancia de N.O.Arteamérica, la activación diferida en el punto de partida donde la artista compró la ropa que ahora se exhibe transformada en obra. Algunxs de los que llegaron ya sabían que esto estaba pasando, pero la mayoría sólo coincidió en el brindis. Una señora con dos bolsas en las manos se sienta en una silla a descansar y tomar un sorbo. Alguien dice unas palabras. Un chico en joggings y remera naranja agarra dos buñuelos y un vaso de api hace un gesto sutil con la cabeza y se va a comer atrás, al local donde trabaja. Sus compañeros lo ven y lo imitan. En ronda se quedan en silencio o charlando sobre algo.
En el fondo del río el contacto repetido, discontinuo y prolongado del agua descompone las piedras. Unas manos imitan a otras manos. Humedecidas moldean el barro que mojan al tocar. Formas conocidas comienzan a aparecer adquiriendo volumen. Unas manos imitan el movimiento de otras manos. El agua suaviza la superficie de la arcilla. La presión de las sogas que rodean y ajustan las vasijas también las deforman. Unas manos repiten el contacto de otras manos. El agua desintegra las piedras, separa sus moléculas cambiando su densidad. Unas manos repiten el movimiento de otras manos que antes repitieron el movimiento de otras manos anteriores.