Movimiento aleatorio necesario
por Elías Leiro
Escena 1 – El final
Jueves 17 de octubre de 2019. Son las diez de la noche, no hace frío pero está fresco. En una esquina de la paternal las personas están amontonadas en la vereda de un local más chico que el promedio de los locales. El barrio es tranquilo y la gentrificación se ve como la posibilidad más probable en el futuro pero que aún no presenta efectos. Cerca del estadio Diego Armando Maradona y del taller de Pappo inaugura la última muestra de Media Galería en esa ubicación. Ahora es fácil plantear la analogía de la “calma antes de la tormenta”, nadie vio las nubes en el cielo. Ningunx pudo leer las entrañas del animal. El espacio es chico, y está lleno por las obras de Matías Romano Alemán. La curaduría está a cargo de Joaquín Barrera. Un pasacalle anuncia el nombre de la exhibición “Una nación para tu bolsillo”. Figuras realizadas en paint que se hieren y laceran. Perforaciones y abrazos. Hombro a hombro, mano a mano. La cabeza en arcilla de un prócer en una esquina de la sala. Maiorum imagines. Trofeos deformes de plástico fundido. Animismo. Alguien se acuerda de los (¿nuestros?) muertos. Banderas realizadas con trozos de tela plástica. Un campo de batalla ocupado por pequeños monstruos de vidrios. La pregunta que parece flotar: ¿Cómo nace una nación? Mutilación y suma. Intercambio violento. La coherencia no está dada, es históricamente construida. Amalgama de fragmentos dispares. La música sigue sonando y la gente conversando. Una cosa se engancha con otra. Los minutos pasan igual que los otros hasta que caen, iluminando la noche no tan oscura, los patrulleros. Acompañándolos, en su propio auto, la dueña del local donde funciona la galería. Baja enfurecida y se dirige como una fiera contra la gente. Ortiva. Comienza a insultar a todxs con especial ahínco contra la galerista Laura Guindlin. Anti-fiesta. Amenaza a todxs lxs presentes para que despejen el lugar respaldada por el peso de la ley que mira desde lejos. Violenta. La gente comienza a juntar todas las latas y restos de basura. Amigables. Insulta algunas personas que intentan calmarla. Desagradable. De repente comienza a improvisar una excusa de su actitud “Yo no quiero ser ortiva chicxs, pero así no se puede”. Injustificada. Primero como un susurro, después con más fuerza, comienza a surgir del cúmulo de gente reunida un canto alegre en una lengua extraña que no se llega a entender pero que provoca reacciones inmediatas en la destinataria de tal canto que se va del lugar. Enojada. El lugar limpio. Las persianas se bajan. La muestra dura solo un día más. Media Galería cierra sus puertas indefinidamente. Se apagan las luces.
Escena 2 – El comienzo
No es claro el origen histórico de San Cristóbal. Algunas fuentes plantean que podría tratarse de la re-interpretación cristiana del mito de Caronte. La misma historia de siempre con diferentes personajes: un hombre que antes de ser santo era otras cosas ayuda a un nene a cruzar un río crecido, ese nene termina siendo El Salvador, después un rey pagano le corta la cabeza al hombre por negarse a rechazar al cristianismo ¿Estará cómodo con su santidad? No es mártir el que busca morir pero él no lo busco, el martirio lo encontró. Jueves 5 de marzo de 2020. Presentación en sociedad del nuevo espacio, ahora permanente, de Media Galería. Lo que era un local de venta de ventiladores hasta hace unos meses ahora es una galería de arte contemporáneo. Un destino tan probable como cualquiera. Dos pisos comunicados por una escalera caracol, más grande que antes. Una mano perforando un gorro de goma con el metal de una aguja deja que los pelos se asomen para ser decolorados. Una pintura de grandes dimensiones de Renata Molinari. Metal que atraviesa la goma. Un modelo de placer dice una letra de Björk bordada en cemento por Samantha Ferro. Metal que atraviesa cemento. Un piercing. Metal que atraviesa la carne. Mucha gente junta es un grupo. Muchas obras juntas son una muestra. No es eterno, en algún momento no existía y en algún otro momento va a dejar de existir. De la Paternal a San Cristóbal. De un grupo a otro: amigxs y conocidxs, conocidxs y desconocidxs, desconocidxs y amigxs. Todo está bien mientras no mire sobre su hombro. Un revuelto de niños Jesús, motor inmóvil, su maestra de primer grado, un sacrificio y el funeral de una mariposa de Nazareno Pereyra. Un viejo le pega con el bastón a mi amigo en las piernas para que se corra de la vereda y lo deje pasar. Escucho que hablan de agenciamientos. Amigxs se acarician sentados en el cordón, comparten un cigarrillo y una cerveza. Nadie le tiene miedo al coronavirus. Una presencia espectral y una máscara ritual de una cultura inventada de Matías Romano Alemán. El DJ recién llegado de México pone un tema de Kim Gordon. Vemos monstruos del verano, dibujos de Belén Boeris, parados sobre la arena. La gente hermosa. Otros sacrificios. Altares de basura acumulada, jeringas y bdsm, perforaciones y asfixia de Lael Servicentro. Un chico se lleva puesto un poste de luz mientras camina, un golpe seco y cae de espaldas contra el suelo, esto me lo contaron, no lo vi. Nos separamos del grupo, hacemos pis contra un tacho de basura, contra un árbol y contra otro árbol que está más lejos. Siempre la misma historia con diferentes personajes. Lxs vecinxs preguntan qué está pasando. ¿Alguien estará pensando en matar? La especulación hace girar al mundo. Un hombre abandona su lugar en la puerta del supermercado chino para acercarse a formar parte del evento con una botella de cerveza en la mano y su perro de collar verde. Un chico con cola peluda como de perro o de lobo se mueve seguro y nos muestra su más nueva herida de guerra. Dos amigas vuelven a su casa en moto usando cascos hechos a medida. De a poco como guiados por algo que no conocemos y no podemos nombrar, todxs lxs que estamos ahí comenzamos a improvisar una coreografía, nadie guía a nadie, vamos bailando la misma danza, los pasos empiezan a coincidir, moviendo los brazos, las piernas y las caderas al mismo tiempo, de forma cada vez más elaborada. Alguien pega un grito. La música deja de sonar. Las luces se apagan. La persiana se baja. Aplausos. Nos vamos mientras adivinamos aparecer las luces del patrullero. Vuelvo a casa durmiendo en el colectivo, mi hermano me despierta para bajar. Queremos pasarla bien, es difícil a veces, pero con mayor o menor éxito, lo intentamos.