Suiza es muy Suiza

por Maia Gattás Vargas

dibujo por Lino Divas

Siempre dicen que Bariloche, es “la Suiza argentina”. Hay artículos académicos sobre el tema, doy fé, los he citado. Estos días tuve la oportunidad de mirar al revés: la “Bariloche suiza”! Mientras tanto, la comarca patagónica se incendia, mis amigxs y familia de allá están angustiados y activos.

Llegué a Dornach muy temprano, todo estaba bajo una helada intensa. Me emocioné al ver el edificio del Goetheanum en lo alto de la colina. Al fin!. Tantos mails que mandé, tantas veces que busqué imágenes en internet y que recorrí con los mapas virtuales la zona! Amagué varias veces cuando estuve “cerca”, pero “no se abría el portal”. Y ahora sí, acá estoy, ese edificio gigante y sinuoso que veo es el Goetheanum.

La noche que conocí “en vivo” a Tiziana Panizza, nos tomamos una cerveza en Santiago y me dijo algo que me quedó grabado: todo lo que hacemos (desde el arte?) es para volver a la infancia. Quizás por eso este viaje. Como una forma  de “volver a casa”. Me reencuentro con olores (no sé a qué, pero son riquísimos), sabores (como el pan con cereales), vestuarios (túnicas de euritmia!), colores (esos rosados), imágenes (los dibujos de Goethe, las acuarelas de capas superpuestas estilo Waldorf), arquitectura (las puertas y ventanas sin ángulos rectos). Me asombra -e indigna- la calidad de todo.

Para alguien que hizo 18 años de escolaridad Waldorf esto es como llegar a la Meca. Yo pensaba que nadie conocía a Rudolf Steiner hasta que hablé acaloradamente sobre él en un asado del Flasherito en la terraza de Leo Estol. Creo que fue con Lux Linder y Pablo Rosales que discutimos sobre su figura (no se si fue discusión o sólo un griterío por la borrachera de sobremesa). Pienso que debería llevarles algo del merchandising que venden en la librería de acá: por ejemplo la cara de Rudolf en 3D…

Los días me los tomo como si fuera un retiro espiritual ante la hostilidad incesante del mundo (Palestina, Patagonia, nuestro presidente y etc x mil). Me justifico: quiero militar el derecho a no estar informada 24/7, el derecho a descansar de la virtualidad. Ayuda mucho que estoy sin datos en el celu (pues Suiza no es parte de la Unión europea!). Sólo hay wifi en el restaurante. Me gusta esa dinámica de ir a un lugar a recibir y enviar mensajes.

Cada vez que tenemos una actividad (8.30 am conferencia inicial; 10.30 am workshop; almuerzo 12.30; taller de coro 14.30; conferencia central 17 hs y cena 18.30hs!!!), una señora pasa tocando un gong que retumba por los pasillos y techos altos: gong, gongg, gongggg. Me recuerda al taller de escritura de Silvia Gurfein y su gong para volver a la actividad. La construcción del edificio central es de hormigón lleno de curvas, una “arquitectura orgánica” diseñada por Steiner, que hace que todo suene como en una catedral. 

El 5to piso es como un lugar sagrado donde no dejan sacar fotos, ahí está la famosa escultura que talló en madera Steiner junto con Edith Maryon. Mide más de 9 metros de alto y sobrevivió al incendio del primer Goetheanum. Aún estaba en la carpintería, en proceso. En 1925 muere Steiner y no llega a terminar de tallarla. 

En una de las casas del predio está el archivo Rudolf Steiner. Ahí encontré muchos libros sobre lxs artistas Hilma af Klint y Joseph Beuys, ambos seguidores de la antroposofía. También hay un libro sobre artistas que trabajan con pizarrones, como Steiner. Pero a lo que más le dediqué tiempo es al libro de dibujos de Goethe. Son muchos tomos pero yo me concentro en el que tiene sus investigaciones meteorológicas, llenos de nubes y cielos.

Luego de cuatro días vuelvo a Basel, al “mundo real”. Sí, se siente más real que Dornach, pero igualmente Suiza no parece parte del mundo real. ¿por qué necesitan tener todo tan limpio y ordenado? Las casas parecen deshabitadas y recién pintadas. Aunque sean antiguas pareciera que están “a estrenar”. Todo es muy silencioso porque las bicicletas y tranvías son los dueños de las calles. Hay muchas muchas muchas bicicletas y las dejan estacionadas sin candado.

La puntualidad de los trenes suizos es asombrosa. Si dice que sale y 20, sale y 20. Ni y 19, ni y 21. Una señora  me ofrece cuidar mi valija mientras saco mi pasaje del otro lado del andén. Le digo que sí (porque  estamos en Suiza). Después dejo mi equipaje en un locker de la estación de tren para poder caminar más liviana. Con mi compu incluida (porque estoy en Suiza). Querida Suiza: estoy confiando mucho en vos, no me defraudes. Estoy haciéndole honor a tus clichés. Confianza ciega en el estereotipo. 

Tengo ganas de comer un pancho como acto de rebeldía a estos días de comida tan sana (era más que sana: era ¡biodinámica!), pero al final como un sushi que compro en la estación de tren.

En Basel, conseguí un cuarto barato, en la casa de dos estudiantes de veintipocos años. Tienen todo perfectamente limpio y organizado: un excel con las compras, un Putzplan donde dividen los días de limpieza, una lista con las comidas que van a comer ese mes, día por día. Me cuentan que la clase trabajadora suele vivir del otro lado de las fronteras: en Alemania o Francia, es más barato viajar cada día que vivir en Suiza. Dicen que Suiza es cara hasta para lxs suizxs. Todo es carísimo: ¿el país más caro del mundo? le pregunto a un suizo y me dice que no, que quizás Luxemburgo le gana (no sé donde queda). 

Todo lo que pago lo hago con los ojos cerrados.

Domingo de caminata bordeando el río Rin. Pagué una entrada al museo inmoralmente cara. Pero al menos pude ver uno de los montes St Victoire de Cézanne y reconocer un Emil Nolde por como pinta las nubes. En la parte moderna del museo-más-caro-del-mundo me encuentro de nuevo con Beuys: sus fieltros, su cera de abeja, sus pizarrones. ¡Son tan poco fotogénicas sus obras!

Querido lectore:  escribo estas notas en mi celular sin Internet. En el chat conmigo misma. Los mensajes quedan ahí suspendidos y se me auto envían cuando consigo wifi. Es una escritura fragmentaria, mientras camino, soy torpe y ágil, simultáneamente.

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PD: esta crónica es gracias a Eloy, que me dijo ayer por chat que le gustaría leer algo sobre mi experiencia en el Goetheanum. Inmediatamente me activó las ganas de escribir. Es lindo saber que en el mar de millones de infos diversas de la Internet hay al menos un posible lector…