Los fantasmas del paisaje

por Maia Gattás Vargas

En el proyecto de largo aliento “Los usos del archivo de Carlos Gómez” de José Luis  Landet  -con apoyo de una beca del FONCA (México)- dialogan los pasados y los presentes: Carlos Gómez, pintor “de domingo”, de otra generación, militante del PC y practicante de un género caduco en la pintura como es el paisaje romántico, es traído al presente por Landet, heredero de su obra. No sólo se encarga de darla a la luz, sino también, crea a partir de ella.

Un aguafuerte realizado por Gómez en 2013 en los talleres de La Panadería, en La Boca, un año antes de morir, engendra la exposición “El local”, que cerró el 6 de octubre  en la nueva sede de ATOCHA galería, en Villa Crespo.  Más que una exposición fue un acontecimiento, cerca del site specific y la performance, con charlas a modo de radio abierta, vino y choripán en la vereda.

El aguafuerte de Gómez muestra un taller, una sala de trabajo vacía y debajo, escrita a mano,  la célebre frase del 18 brumario de Karl Marx “(…) la tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla sobre el cerebro de los vivos”. De ahí se desprenden una serie de nuevas obras de Landet: afiches, serigrafías y litografías, pero también obra anterior de pinturas, collages y esculturas en cemento: cabezas de Marx deformadas y antebrazos con puños cerrados, gesto inconfundible de la resistencia en tiempos donde el puño se vuelve emoticón, donde la manifestación se convierte en paisaje.

En la película F for fake,  Orson Welles contaba una historia falsa sobre un falsificador de arte para demostrar que, en definitiva, la idea de autor no importa en el campo del arte, donde todo se ha vuelto mercancía. La firma es una ficción, un recurso económico más. Y ahí las pinturas de Carlos Gómez, con sus múltiples firmas;  y ahí Landet, recuperando, reapropiando, inventando; introduciendo “falsos” documentos al campo del arte. Trayendo el pasado al presente, la mentira a la verdad, el paisaje demodé al paisaje posmoderno, donde se prioriza el tránsito por sobre el habitar. En ese contexto “Politizar la sensibilidad”, como proponen la serie de serigrafías colgadas en ATOCHA, es la posibilidad de crear un puente entre el pasado utópico y el presente distópico.

¿Cómo el arte construye paisaje y cómo dialoga con los pasados de ese paisaje?  Esta es la pregunta que trae la obra de José Luis Landet, un llamado de atención  sobre los vínculos entre la historia del paisaje, la historia del arte y la historia política.

 

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