Una coreografía instantánea
por Liv Schulman
Últimamente varias cosas me preocupan: El Estado Islámico, los atentados salafistas, las bocas de pato en las adolescentes, los femicidios de una vez por semana, el juicio colectivo, los falsos pareados, la relación entre selfies, bocas de patos y femicidios que establece TN, la sumisión, lo grupal, identitario, lo territorial, una población mundial que avanza al ritmo de sus propios complejos, miedos y prejuicios y que el ultraconservador Nethanyau haya ganado las elecciones por tercera vez en Israel negando con alegría la posibilidad de cooperación para la creación de dos estados que convivan en un mismo territorio. Trato de abrazar lo que no entiendo.
Ayer fui a sacar fotos en una fiesta de quince en Ramos Mejia. Las adolescentes querían muchas fotos, pero lo sorprendente era que querían fotos de ellas mismas sacándose fotos en el espejo. Cada vez que hacíamos una foto se armaba una rápida coreografía grupal en menos de dos segundos: dos adolescentes flexionaban las piernas levemente para bajar sus pelos planchados a una altura inferior a las cabezas de las otras integrantes de la foto mientras sus labios se acercaban en forma de corazón entre ellos casi hasta tocarse finamente separados por lo que seria una zanahoria de cotillón y los ojos se desviaban de reojo para mirar a la cámara. Tres teens más arriba se juntaban sobre las otras dos cabezas previas, la del medio sonreía con la cabeza ladeada mirando de reojo hacia la cámara y las otras dos que estaban a su lado tenían, una que hacer boca de pato y la otra que hacer tambien boca de pato. La segunda boca de pato tenia que ser alguien que tuviera el pelo lacio que pudiera enmarcar la boca de pato. Después más atrás todavía había una que no hacia boca de pato pero que hacia como el DT, tenía la mirada perdida en un gesto soñador y torcía la cabeza hacia un costado y un poco hacia atrás entreabriendo la boca y abrazando al grupo. Todo era una representación de cómo iba a ser la vida de ahora en mas, incluyendo reproducción y muerte. Todo machista, rudimentario, deprimente. Lo simbólico es hipnótico, necesario, real, cruel. Algunas cosas nunca atraviesan fronteras. Ahora la onda es la boca de pato en TN.
La coreografía se armaba siempre inmediata y orgánicamente, de manera inconsciente, no había que dudarla ni expresarla en palabras. ¡Y esto en grupos todos diferentes! Era un grupo donde cada integrante sabia muy bien que lugar tenía, y lo lugares rotaban democráticamente y eran indistintos, intercambiables, pero no había lugar para la duda ni para la palabra. Había un comportamiento preestablecido. Parecía el canto al trabajo de Yrurtia, era un trabajo contemporáneo, inscrito en el cuerpo. Cuando iba a sacar las fotos a la fiesta de quince atravesé el barrio del once. Desde el colectivo vi como pasó una pareja de judíos ortodoxos hombre con peyes y mujer con peluca y como inmediatamente después pasó en sentido contrario una mujer en burca. No era la burca Saudí tipo fantasma, era el tipo de burca que usan las musulmanas en Senegal, como ajustada detrás de la cabeza.
Ahora en el mundo todo es simbólico. Los hechos reales parecen resultar de postulados simbólicos, o imaginarios. Es decir, lo simbólico pesa más, tiene mas resultantes y conclusiones. ¿Porque que es destruir un grupo de esculturas sino un acto simbólico? Ahora fronteras. El jueves pasado fui a Telecentro a reclamar que le pongan un teléfono nuevo a mi jefe. Esperé durante una hora mirando mi teléfono inteligente como todas las personas que esperaban que las atiendan. Después me atendieron. Cuando me iba miré el plasma que tenían ahí donde un grupo de hombres en cámara lenta vestidos de extremistas islámicos destruían a palos una serie de esculturas asirias en Mosul, en Irak. Los extremistas que eran de Estado Islámico, también llamado Daesh o Isis destruían el patrimonio cultural en una coreografía perfecta. Una bandera negra medio pirata flameaba en el extremo superior derecho de la imagen en calidad árabe. Más abajo decía“Video Militante” en ingles. Mas arriba estaba el logo de Al Jazeera, la agencia de noticias del mundo árabe que en esta ocasión le difundía le video a TN. Tengo que decir que el video era hermoso. ¿Vieron esa calidad de video terrorista que no llega a ser mala? Solo es como diferente, un poco menos contrastada, como si el sol hubiera lavado la película o el calor le hubiera deslucido los contrastes. Las imágenes se sucedían en loop: en el video los militantes de Daesh demolían todos juntos las esculturas a palos. Dos hombres tiraban abajo una escultura de un semidios con los brazos cruzados sin cabeza, después lo pisoteaban. Un hombre con una especie de moladora trataba de molar la barba de una cariátide instalada en una de las paredes del museo. Tres hombres en djalabah dejaban caer una pieza enfundada en pluribol y le pegaban con mazas todos al unísono en un efecto al ralenti. Unos hombres que vestían ropa occidental usaban un taladro para taladrar el cuerpo de una de las esculturas caídas entre los escombros. Un hombre empujó una cabeza gigante que estaba colgada en una pared mientras lo miraba un compañero y la cabeza se quedó bloqueada contra un estante y luego los dos la tiraron abajo y le saltaron encima. Después era como en el pasado y los extremistas desenvolvían las piezas en el deposito del museo. Después todos tiraban las esculturas de sus base al piso uno detrás de otro. Después demolían una escultura que había sido directamente tallada en la ladera de una montaña. La molaban y la taladraban y con mazas tiraban abajo las piernas de la imagen que había sido tallada en la montaña. En el video que tenia bastante postproducción mostraban incluso una foto antigua del descubrimiento arqueológico de esa montaña tallada en un efecto de split screen tipo antes y después. Las imágenes se repetían en loop, en el video y TN las repetía en loop mientras los periodistas opinaban. El sonido estaba en mute. La verdad que el video me resultaba hipnótico. Ver esas imágenes repitiéndose, los hombres todos juntos unidos por un proyecto de destrucción común. Y siempre es muy doloroso ver romperse esculturas, hay algo del cuerpo que llega directamente al cuerpo de una, la materia escombrándose, la piedra estallando. Pero a la vez había algo raro, para mi indescriptible. Algo me atraía al video como si fuera una pieza de arte. Había algo muy hipnótico en la destrucción del patrimonio, como una especie de libertad rara, como entregada al bien común. No se era raro la verdad, me despertaba sentimientos contradictorios. No es que piense que el estado islámico sea una liberación ni micho menos. No tengo la menos idea de lo que pienso la verdad. Al final resulto que todas las esculturas eran replicas falsas en yeso y el grupo no lo sabía. O lo sabían y era una demostración de fuerza que parecía un ballet de hombres entre enojados y erotizados, por la cámara lenta.