Tras pasar los controles de seguridad y las acreditaciones, ingresás a los Giardini; es un gran predio al aire libre donde se distribuyen el pabellón central y los pabellones nacionales, cada uno en un pequeño edificio con señalética que indica el nombre de cada país. Se asemeja a un jardín botánico, a un parque temático, como un Disneyworld del arte contemporáneo sponsoreado por Rolex y Prada. Entrás al pabellón belga: una puesta en escena donde maniquíes mecanizados que representan estereotipos de personajes folklóricos europeos cantan, lanzan discursitos y se dedican a sus oficios y labores tradicionales: tejen, amasan, tocan música, hacen alfarería. Aún en su humor hay una cuota ominosa, inquietante. Se trata de Mondo Cane, una obra del colectivo compuesto por Jos de Gruyter y Harald Thys.
El pabellón suizo es más sobrio: Moving Backwards, de Pauline Boudry y Renate Lorenz es una video coreografía en clave club noctuno, donde los bailarines ensayan pasos que de a momentos hacen dudar si se trata de un montaje invertido ¿caminan y bailan hacia atrás? Unas cortinas de lentejuelas se mueven en un riel motorizado y se interponen en la visual del espectador, jugando a salir y volver a escena.
El pabellón brasilero bordea el fetichismo de lo exótico: dos videos que siguen la rutina de dos bandos enfrentadxs de bailarines de favelas que se agitan al ritmo de la swingueira.
Algunos detalles en los pabellones nacionales develan los movimientos geopolíticos de las últimas décadas: El pabellón de la República Checa aún conserva en su entrada las letras en relieve que indican Checoslovaquia. Lo mismo con el pabellón serbio (aún se ve el cartel anunciando Yugoslavia). El bello pabellón venezolano (uno de los edificios más bellos del giardini) sigue cerrado sin aviso: al parecer, debido a la política de bloqueo de España las obras, que debían llegar a través de un vuelo de Iberia, quedaron trabadas antes de llegar a Italia.
Vagás entre los jardines aprovechando todo lo que ofrecen gratis: frente al pabellón japonés sirven té de jazmín. En el alemán, cerveza en mini botellitas. En la muestra de Taiwán te regalan un bolso con el catálogo del envío nacional ¡curaduría y texto de Paul Preciado! y una bolsita de caramelos envasados.
Está cayendo la tarde. Te intriga ver qué hay en el pabellón central de la Bienal, pero disponés de poco tiempo y también te gustaría visitar el pabellón argentino
Para continuar por el pabellón central, haz clic aquí
Para dirigirte al pabellón argentino haz clic aquí