Dibujaba manchas en la pared

Fermín Vilela enciende la máquina del tiempo y viaja hacia los tempranos dos mil, años en los que acompaña a su abuela, la hermosa y triste Clarita en la reciente perdida de su otro abuelo, Mario, el relojero inventor. En el viaje se funden las vidas de los ancestros con los ratos libres de un chico que descubre los placeres de la contemplación, va a nadar o empieza a detectar en las manchas algo más que formas abstractas sin sentido. Leer más