Puerto Piojo sigue creciendo
Dibujo por Matías Romano Alemán
Quisiera hacer una intervención muy breve, de lo que ha significado el encuentro con el proyecto Expediciones a Puerto Piojo, y creo que hay una combinación entre lo personal y lo profesional, es decir, ha habido una aproximación desde el campo del arte, pero también me ha hecho pensar desde un lugar más subjetivo en mi experiencia como investigadora y como persona migrante.
Las expediciones a Puerto Piojo tuvieron un fuerte impacto porque hicieron aparecer en mi imaginario una fisonomía desconocida de la ciudad, que tenía que ver con las orillas, el acceso al rio, al agua, al horizonte y a la historia de que alguna vez Buenos Aires tuvo playas públicas. Gracias a Puerto Piojo fui por primera vez al puerto y al polo petrolero. Llegar ahí fue acceder a una perspectiva, a una forma de mirar ese enjambre que conforma el paisaje, las aves, la vegetación y los animales que continúan viviendo y reproduciéndose a pesar de todo, entre los desechos industriales y la basura urbana.
Una vez, en una conversación colectiva, Charly dijo que Puerto Piojo es un lugar donde se observa, uno de esos espacios-lupa que alertan y que señalizan el proceso de degradación ambiental que atraviesa el planeta, y por eso mismo, decía Charly, son los lugares en los que vamos a poder darnos cuenta si en algún momento es posible revertirlo.
Creo que las Expediciones a Puerto Piojo, nos permiten acceder a una perspectiva, a un lugar de observación. Y también, creo que son un ejemplo del arte que deseamos, porque ensamblan de forma muy particular la investigación artística, la practica ecológica y la producción de lo común. Sin duda es uno de los proyectos artísticos en cruce con las preocupaciones ambientales más excepcionales que me ha tocado conocer, sobre todo por el vínculo prolongado en el tiempo que han sostenido con un territorio atravesado por conflictos económicos, sociales y en torno a las políticas de la memoria. Expediciones a Puerto Piojo combina una forma de investigación artística que emprende la búsqueda por un lugar extraviado, una investigación que va al encuentro de ese lugar que parece que hoy es solo abandono, deterioro o algo que está irreversiblemente dañado, para revertir poco a poco esa lógica de la pérdida y convertir ese espacio en algo común a partir de la compleja composición de elementos que hoy lo constituyen. Retomando una imagen que propuso una vez Juliana en una conversación colectiva, se trata de un tipo de investigación que recoge saberes que se adquieren al aprender a caminar la basura, saberes que saben meter las manos y los pies en lo abandonado, lo descartado. Y eso me trae diferentes preguntas sobre mi propia práctica de investigación y los procesos metabólicos que se ponen en juego cuando iniciamos modos producción de saber desde la incertidumbre y la interdependencia.
El Colectivo de Arte e Investigación Expediciones a Puerto Piojo ha hecho que la playa se transforme en una suerte de caleidoscopio capaz de mirar en múltiples direcciones, tanto hacia adelante y hacia atrás, como hacia los lados.
Crean un archivo, un mirar hacia historias de otro tiempo, pero esas memorias no se invocan desde la nostalgia, sino como parte de los estratos de tiempo que confluyen hoy en ese lugar, que hacen de Puerto Piojo una composición donde la vida, la ruina y el veneno se metabolizan mutuamente. Y esto es importante, porque no se trata de fetichizar la imagen de la playa descontaminada que Puerto Piojo fue una vez, sino de comprender que hoy, la basura que encontramos en el lugar no es algo que está fuera del paisaje y fue depositada ahí si no que constituye ese paisaje. Se trata de comprender, como señala Mabel Tapia en la conversación colectiva que tuvimos hace un año, que todo lo que estuvimos haciendo en las últimas décadas da como resultado las condiciones en las que podemos cohabitar hoy Puerto Piojo.
A la vez, este proyecto se extiende hacia los lados creando también redes colaborativas con otros grupos y territorios que han identificado lugares que anudan conflictos similares, en lo que tal vez prontamente se convierta en una Internacional Puerto Piojo.
El Colectivo de Arte e Investigación Expediciones a Puerto Piojo trabaja con la curiosidad, la incertidumbre y la interdependencia como ejes, propone relaciones no apropiativas de conocimiento y exploración, y se expone a la interacción muchas veces conflictiva de todas las partes y actores humanos y no humanos que componen ese espacio: desde las aves, plantas y animales hasta la basura, restos de madera y hierro, desde los remeros del Club de Regatas Almirante Brown y vecinos de Avellaneda y Villa Inflamable, al Consorcio de Gestión de Puertos de DOCSUD, la Secretaría de Producción y Medio Ambiente de la Municipalidad de Avellaneda o la prefectura. De alguna forma exponen el modo en que todos estos elementos-actores conforman el ecosistema y el metabolismo de Puerto Piojo.
Y al mismo tiempo, las expediciones a Puerto Piojo, las formas en que esas expediciones han entrado a espacios de exhibición artística, son una forma de darles una inscripción, una narrativa, una poética. Es posible ver la mutación de narrativas en las que ese caos que es Puerto Piojo ha sido contenido por Caro, Charly, Juliana y Sonia para hacerlo ingresar en espacios artísticos. Como nos hizo notar Sonia, han hecho un desplazamiento entre esquemas más modernos y lineales de organización y comprensión como el Museo de Puerto Piojo que presentaron para la Bienal de Bahía Blanca o al Archivo colaborativo, hacia la figura circular del Cosmos Puerto Piojo que presentaron en el Centro Cultural Haroldo Conti que enfatiza la acción del río y otros agentes ambientales sobre los objetos, la experiencia inmersiva de la película en 360 o los dibujos en la última exhibición en el Centro Cultural Borges. Y creo que cada una de esas narrativas, en su mutación, son también una forma de regeneración.
Para terminar, quería retomar el efecto que tuvo visitar Puerto Piojo para mi experiencia como persona migrante. Es decir, el efecto que tuvieron las expediciones a Puerto Piojo para relacionarme de otra manera con una ciudad en la que no nací, con la que no tenía todavía un vínculo estrecho, y que me hacen pensar que experiencias como esta, contienen una forma de aprender a establecer una conexión con un lugar, con cada lugar, ya sea en sus puntos de nacimiento, madurez o deterioro. Me hizo pensar en los ciclos de vida de los lugares, y en cómo el tiempo de un lugar ensambla con el nuestro. En este sentido, ver a lo largo de los años cómo Caro, Sonia, Juliana y Charly han establecido un vínculo con Puerto Piojo, ha sido ver más que una relación. Ha sido verlos ensayar formas de responder por un lugar y a la vez componer una poética de la relación con Puerto Piojo y su sobrevida.
8 de noviembre de 2023
Escrito para el Foro Puerto Piojo en el marco del II Congreso Internacional de Arte + Ciencia “Las aguas”, donde también asistieron: la directora de la obra Sistema Riachuelo, Empresa AySA, Marcela Álvarez; la remera del Club de Regatas Almirante Brown y visitante de Puerto Piojo, Estela Barba y la directora del Museo del Puerto Ing. White, Lucía Bianco. El título original de la presentación fue Puerto Piojo: perspectivas en desplazamiento, lxs editores lo modificamos para su publicación en internet.