Para una feria del futuro
por Natalia Albanese
dibujo por Lino Divas
La fundación sin fines de lucro arteBA trabaja en el desarrollo y fortalecimiento del mercado del arte y dentro de sus acciones, la más destacada es su feria anual. ArteBA ocupó durante décadas un lugar central en la escena del arte contemporáneo argentino ante la ausencia de instituciones públicas relevantes que produzcan, visibilicen, legitimen y adquieran artistas contemporáneos emergentes. Siempre el sector privado en el campo de las artes visuales marcó la agenda. Intentaremos aquí no hacer leña del árbol caído, sino pensar juntxs una mirada posible a partir de esta crisis institucional y la tensión de dos modelos de gestión posibles para la realización de la feria.
Un primer modelo anclado en una institución privada (señalamos este aspecto porque históricamente se le ha demandado una serie de necesidades que atañen a las funciones que el Estado no ha cumplido) promulgó -hasta la crisis desatada por la pandemia- una manera de gestionar la feria basada en costos altísimos de producción para sostener la locación de La Rural y una mirada portuaria del arte local, con los pies en el Río de la Plata, mirando al horizonte lejano. Un modelo que hablaba en dólares para sostenerse ante los embates de la inflación galopante.
Un segundo modelo, más reciente habla de un mercado pesificado, más ligado a la idea de comunidad y con un cambio de espacio físico. Desde este linde se plantea un modelo de feria que se hiciera eco de los y las agentes profesionalizados de la escena nacional contemplando la experiencia de Mercado de Arte Contemporáneo de Córdoba (MAC), la incipiente llegada de ArteCO (Corrientes) y Microferia de Rosario. Se sostiene en esta idea del “coleccionismo afectivo” que la curadora Flor Battiti menciona muy a menudo, característica inmanente del mercado de arte local, que hace consciente lo lejano de los grandes mercados como Art Basel Miami, los emiratos y el conjunto asiático (en gran auge en este momento) y vuelve estratégico los mercados de América Latina.
Hoy -COVID mediante- diseñar, presupuestar, planificar una feria de arte para el 2021 debería contemplar en primer lugar, la fragilidad de la economía de todas las galerías (por más bienalizadas que el siglo XXI haya encontrado a las ferias, siguen siendo un espacio de networking para y por galerías de arte) y el fortalecimiento del mercado interno (suponiendo el delay de la apertura de las fronteras); debería incentivarse fuertemente las primeras compras con programas similares a los de artBO; o créditos a tasa cero para compras de artistas locales, con una fuerte campaña en medios, acciones que amplíen el público con especial atención al cuidado de los/as artistas y sus obras; buscar la cercanía, el común- a otrx para encontrarnos, algo tan preciado que hemos perdido.