La cicatriz

por Bruno Dubner

dibujo por Matías Romano Alemán

Nos aproximamos al bicentenario del nacimiento de la primer fotografía y de la Fotografía. La frágil condición de la pieza de Niépce requiere que prácticamente no sea exhibida, por lo tanto, las ocasiones para que ésta obra sea mirada son contadas. Si una prolongada exposición a la luz fue lo que la hizo posible, la misma circunstancia podría ser lo que hoy termine con ella de una vez por todas.
Al ser perecedera comparte su delicada circunstancia con la ruina. La ruina representa un problema irresoluble para las cosas y las personas. Unas apelan a la restauración, las otras a la cirugía estética. La conservación pretende que lo emplazado se presente una y otra vez como era exactamente al momento de nacer, idéntico a si en su origen. Por eso su función no es impedir un desmoronamiento sino reforzar el parecido de algo para consigo.
Pero como la ruina nunca estará rehecha de si misma, la insistencia con el presente perpetuo de la semejanza deviene falsificación. En cambio, la cirugía estética trabaja (opera) para que algo no sea idéntico a si mismo. El objeto de esta transformación es el escape de la tiranía del origen y la semejanza. Pero como la diferencia de algo para consigo se reconvierte en un nuevo origen, también aquí el fracaso está garantizado.
Ni la restauración ni la cirugía estética contemplan un final.
Rechazan la intervención de lo perecedero, que puede ser más o menos imperceptible, a veces invisible, pero necesariamente tiene que estar ahí para dar cuenta de la marca disfuncional que imprime el Tiempo.
Es crucial el craquelado del óleo por sobre la pátina perfecta, incluso a riesgo de la no exhibición de la pieza. Allí, el fulgor de lo irremplazable.
Es más fascinante la cicatriz de una herida (siempre azarosa) que el bisturí del perfeccionamiento y la actualización (siempre programado).
El combate contra lo perecedero y lo maltrecho es el ocultamiento de la honestidad y la falla, así como también la condición de la mentira y la decrepitud.

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