Fiordos pampeanos
por Piro Jaramillo
Sara Løve Daðadóttir se ríe por enésima vez cuando alguien en Buenos Aires le comenta sobre la participación de Lucrecia Martel en el próximo espectáculo de la cantante Björk. Es que claro, no hay muchas islandesas en la capital argentina, y sin quererlo ella se ha convertido en una embajadora informal de su país desde que abrió a comienzos de 2019 la residencia artística Pavilión Nórdico, ubicada en una vieja casona de Barracas a metros del Parque Lezama.
El proyecto nació en colaboración con Jali Wahlsten, representante en Argentina de la Fundación Iberoamericana de Finlandia, tras una breve estadía de Sara en Buenos Aires en 2018. Al volver a Berlín, donde reside, y en el ida y vuelta entre la capital alemana y Copenhaguen, Sara se dio cuenta que la vieja casa que una amiga de Jali tenía vacante era el lugar ideal para montar un proyecto que permita traer a artistas de los países nórdicos a desarrollar sus proyectos, aún cuando no tengan que ver directamente con el arte.
“Recuerdo que cuando llegué me pregunté, ¿dónde está Sudamérica?”, dice Sara al evocar sus primeras impresiones de Buenos Aires. “Me hizo acordar un poco a Berlín antes de la gentrificación, con un montón de espacios underground. Y también a Islandia, ¡sobre todo por la inflación y todo eso!”, compara.
Para Bettina Nelson, diseñadora sueca y residente actual de Pavilión Nórdico, Buenos Aires también era territorio conocido. “Me gustaba el calor y el tango”, dice en la intimidad de su taller ubicado en la azotea de la casa, en medio de grandes fardos de mimbre que trajo especialmente desde Tigre para desarrollar su silla PN1, un modelo propio que mezcla la tradición escandinava y los materiales locales y que se presentará oficialmente este sábado 4 de mayo en Pavilión a las 16 horas (Finocchietto 545).
“Quería volver y revivir algunos recuerdos”, dice con melancolía porteño-escandinava. “Pero fue diferente”. Lo que sí rescata es la buena onda de los porteños. “La gente no es como en Copenhaguen”, aclara en referencia al lugar donde vive. “Acá te ayudan”. Una de esas personas fue Loli Mallea, del estudio Sur del Cruzm, quien colaboró para producir el prototipo de próxima presentación.
El objetivo de Sara y Jali es que Pavilión Nórdico obtenga apoyo oficial de entidades europeas en 2020 y pueda abrir sus puertas todo el año (las residencias en 2019 culminan tras la partida de Bettina, a mediados de este mes). De ese modo cree que van a poder mostrar algo más de sus países e incluso lograr que artistas provenientes de territorios lejanos como Groenlandia puedan participar.
Quien sabe, tal vez la crisis económica que afectó a Islandia en 2008 y la eterna volatilidad de precios argentina haya sido el principio de una bonita amistad.