Un beso para despertar
Por Flor Cugat
Dibujo por Lino Divas
El pop español ha resuelto casi todos, o la mayoría, de los momentos sentimentales de mi existencia. Por ir al punto en cuestión, o por salirse de la tangente y lograr divertirme. Como dice un tema de Victoria mil, mi muy querida y ya apagada banda local: ”en mi mente los problemas los resuelve una canción”. El pop español es gracioso, empático y extremadamente conceptual. Sus sonidos chispeantes, lleno de sintes y vocoders, conforman una mezcla perfecta. Sus letras abren un mapa de citas y referencias, así como una poética dulce de lo cotidiano, que sobrevuela los diferentes paisajes y climas de los corazones rotos, por el amor o por la vida misma. Letras delicadas como esos primeros poemas de internet, cuando internet suponía un lugar de encuentro de distintas experiencias poéticas y generacionales. Temáticas del día a día, de sentimientos diminutos, que incluyen citas diversas a personajes, épocas, gustos y filiaciones. Palabras sueltas, pero precisas y agraciadas. Anti-academia, anti-conservatorio, anti-seriedad, anti-jazz, anti-lirismo, anti-edad, anti-canción, anti-frizz, anti-norma, anti-bomba, anti rock ultramasculino. Super arty y super pop. Se puede estar triste, enojado o resentido y seguir bailando; se puede extrañar, recordar besos o quejarse de la situación laboral, y aflojar el drama con un: No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo. Las letras y canciones de todo lo que aglomera el pop en España, con sus tonalidades de sonido más tecno o más cercanas al indie-rock, o incluso al punk, contienen operaciones a la vez próximas y expansivas, como lo que sucedió en el campo visual con el pop art, o lo que pasó en el campo literario local con la poesía de Belleza y Felicidad. Canciones plásticas, irónicas, íntimas y humorísticas, que se sitúan entre un ejercicio literario y los hallazgos sonoros de toda la música experimental electrónica, específicamente del krautrock y del synth pop.
Podría hablar del destape español, y armar una lista de temas que incluya al querido Carlos Berlanga, Alaska y Dinarama, Alaska y los Pegamoides, y otras bandas geniales que como tesoros resguardaré para mí. Hacer una historia lineal del pop más icónico, tanto como un afiche de las primeras películas de Almodóvar. Una visión clásica, ya explorada y poco aleatoria. Muy por el contrario, desplegaré aquí una historia personal.
A inicios de los dos mil, llegué a éste amor músical por medio de la plataforma Fotolog, un portal iniciático de mis descubrimientos, de cuando internet era una primavera de guetos, lleno de misterio y comentarios amables. Otra idea sobre cómo compartir la experiencia, lejos de los consumos inteligentes, el stalkeo, la avalancha de información y la estetización de la vida cotidiana. En el comienzo de lo que fue la reactivación económica, la pos-crisis, la reestructuración del estado, la alegría después del apagón. Fue cuando conocí bandas españolas geniales, que pertenecen a sellos discográficos autogestivos e independientes.
Family es una banda de culto en la música de España por haber hecho un único y perfecto álbum, Un soplo en el corazón, (Elefant Records, 1993). Javier Aramburu junto a Iñaki Gametxogoikoetxea hicieron una obra sin igual. Las letras incluyen imágenes de paisajes, poesías suaves, super visuales, junto a declaraciones espectaculares de amor y entrega “para poder olvidar alguna pena muy grande, te besaré en espiral cuando no mire nadie”. Cuando se escuchan las canciones de este disco se te forman video-clips en la mente. Elegí el tema Bello Verano para abrir esta lista. ¿Acaso la primavera no es ese preámbulo, ese deseo de que llegue el verano?
Hidrogenesse, es un grupo electro-pop del sello Austrohúngaro, conformado por Carlos Ballesteros (voz) y Genís Segarra (teclados), dúo y pareja hiper conceptual que conocí por Disfraz de tigre del disco Animalitos (2007). De mis bandas favoritas, con un público selecto, divertido y diverso. Cuando pude viajar adquirí, entre muchos de sus discos, uno que era imposible de conseguir en internet, Un dígito binario dudoso (2012), álbum biográfico en homenaje a Alan Turing, el creador de la computadora. Procesado en 1952 por homosexual, tras una castración química, Alan se suicida unos años después con la mordida de una manzana que contenía cianuro (se dice que esa es la razón del logo de la manzana de Apple). En la lista, incluí El beso. Una canción que es un beso para despertar a Alan Turing, como se despertó a Blancanieves.
Feria y su disco homónimo del año 2005, también del sello Austrohúngaro, es una banda conformada por tres chicas: Helena, Marta y Elisa, ex integrantes de Biscuit Sales. La canción Me ponen los Museos describe, entre otras, La muerte de la virgen de Caravaggio. Un disco ultrafemenino que pide aborto libre con la misma urgencia con la que se pide un tempura. Reversionaron No comment de Serge Gainsburg e hicieron una canción (Cabeza Negra), sobre los comentarios que circulan en las peluquerías: mientras nombran los peinado de Grace Jones y Kate Moss y exclaman “la luna está creciendo”, piden que les corten la cabeza. Una de mis favoritas, incluída en la lista, es Todo lo contrario, un tema que despliega toda la lírica acerca del vértice que divide la vida de una chica a los 20 y a los 30, “antes solía tener 20 años, pero ahora todo lo contrario”.
Finalmente, La Casa azul es una de las primeras bandas que escuché, a la que accedí por el video de la canción Superguay del disco Tan simple como el amor (2003) editado por Elefant records. Un proyecto solista a cargo de Guille Milkyway que en ese momento simulaba una banda ficticia conformada por dos chicos y dos chicas que hacían alusión a los parchís (después me enteré de que la referencia era más bien The Monkees). En mi mente esa ficción perduró bastante tiempo hasta que se develó el secreto: detrás de este proyecto musical y súper estético había una sola persona. Las canciones de La casa azul tienen la temática clásica del amor, el desamor, el deseo y la obsesión, pero con una neurosis tremenda y una calidez chispeante que hacen que las letras digan cosas como “tu me gustas y yo sé que el tiempo, te hará ver que en realidad no soy tan feo, soy divertido, algo nervioso (creo)”.
Bajo estas canciones pasé momentos fabulosos, cruce rutas europeas, bailé con amigos, sobrepasé inviernos, tuve 20 años, fui a recitales, grabé cds para regalar y otros que me regalaron. Me llenaron el ipod con estas maravillas y otras más en formato mp3. Me he hecho amigos, amigas y demás.
Para ustedes,
La playlist Un beso para despertar en youtube o en spotify
*Editora invitada, Marcela Sinclair