Bruno Gruppalli: Escribir con los objetos de una discoteca
Por Piro Jaramillo
“Cabaret Social” es el título de la última muestra que montó Bruno Gruppalli en la galería Moria, en Buenos Aires, antes de viajar a México. Allí se apronta a ir por cuarta vez a comienzos de 2019 para afrontar una gira sin final preciso, que incluye un paso por la feria de arte contemporáneo Zona MACO, invitado por la colección Diéresis.
Su despedida porteña, como explica a El Flasherito, es una previa de lo que llevará a ese país. “Me harté de lo anterior”, dice mientras merodea entre de las dos salas de la galería donde cuelgan sus obras, una especie de graffitis tridimensionales hechos de hierro de obra, pelo, botellas, cadenas y terciopelo.
Antes, comenta, tomaba su cuerpo “como medida de la obra”. Con ese precepto ejecutó varias performances y montó distintas instalaciones. Pero luego se le impuso una pregunta: “¿Qué más puedo hacer con el gesto?”. Así empezó a idear “Cabaret Social”, cuyo esqueleto conceptual viajará a México en la cabeza de Gruppalli y se terminará de montar con los materiales locales. Para el artista, doblar varas de hierro con sus brazos se convirtió con el tiempo en un acto parecido a dibujar.
El resultado es una etnografía de la noche que incluye desde collares comprados en el Once a latas vacías de energizante, testimonios sensuales del exceso. “Como una escritura”, piensa en voz alta Gruppalli. “Escribir con los objetos de una discoteca”.
Con el fin del año y Buenos Aires casi a sus espaldas, el artista ahora se apresta a viajar al país norteamericano para encontrarse con artistas-amigos como Daniel Guzmán y Cristian Franco. Lo espera con ganas. “La gente allá cero snob”.