Aprendiendo a enseñar
Por María Belén Moro
Dibujo por Lino Divas
Esta mañana desperté con un mensaje conmovedor de una colega de las artes expresivas, campo fundado por Paolo J. Knill, Elizabeth Gordon McKim, Shaun McNiif y Norma Canner, en la década de 1970 en Lesly University, en el que las modalidades del arte se toman para crear un marco o arquitectura para el trabajo terapéutico. El mensaje traía un video de un instante ocurrido un año atrás, en las callecitas de Saas-Fee, una comuna en medio de los Alpes suizos, donde Paolo y Stephen K. Levine crearon la European Graduate School (EGS). Esta escuela de verano ofrece programas de maestría y doctorado de baja residencia en las Áreas de Arte, Salud y Sociedad y Filosofía, Arte y Pensamiento crítico, explorando otras formas de aprender y enseñar que exceden al formato académico. Cómo dicen sus maestros, las artes expresivas no son un método pero contienen métodos. Esta intención de reunir otra vez las artes en su interconexión original, tras su separación académica y disciplinaria, está basada en una comprensión renovada del papel del arte en la existencia humana. La palabra que resume y condensa esta idea es poiesis; la capacidad humana de responder a la dificultad y el sufrimiento y transformarlos mediante el acto creativo, que trae belleza al mundo.
El registro muestra a Paolo dirigiendo espontáneamente un coro formado por Stephen, Magdalena Karlick, otra querida colega, y yo. Detrás de Paolo están Ellen Levine y un estudiante de maestría. La escena es una clara muestra de la manera en que Paolo estaba en las artes como una forma de estar en el mundo. Las experiencias que viví en esa escuela cambiaron mi vida y orientaron mis perspectivas sobre la educación y las maneras en que podemos impulsar y ser parte de un cambio social, hacia sociedades más justas, equitativas y sobre todo con conciencia creativa. En las artes expresivas la teoría se ha ido construyendo a partir de la práctica. Las definiciones, conceptos y contenidos de enseñanza se han ido adaptando a las necesidades de los estudiantes, sus inquietudes y contextos de acción. Originalmente orientadas a los procesos terapéuticos individuales y grupales, las artes expresivas hoy en día se aplican en espacios educativos, comunitarios, situaciones de conflicto social y desastres naturales. El arte entonces, se vuelve una herramienta para imaginar nuevas posibilidades, para resolver nuestros problemas, para reconciliarnos, encontrarnos y afirmarnos.
El video referido presenta ciertas analogías con la pintura La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tolp, de Rembrandt Van Rijn, que tuve que analizar en esos días para un seminario de actualización docente en la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), donde estuve a cargo de algunos seminarios de la licenciatura y maestría en Artes. Al igual que en la escena retratada por el grandioso artista holandés, cada personaje encarna su microcosmos. Ellen Levine platica con el estudiante de maestría, quien luego comienza a cantar. Mi mirada se distrae de la marca del ritmo que nos ofrece Paolo. El contenido central de esa improvisada lección de canto está sostenido por las condiciones personales, las relaciones humanas y también por el entorno donde aconteció. Ahora, esta experiencia y su registro audiovisual son un recuerdo muy tierno de mi querido maestro, que abandonó el plano físico unas semanas atrás.
La idea de diseñar y ofrecer experiencias es tan atractiva que se ha convertido en el slogan de muchas empresas y marcas que venden, a través de sus productos y servicios, momentos de placer, extravagancias y otras mercantilizaciones. Estas propuestas buscan llenar la insaciable sed de los humanos por adquirir cosas y sumar acontecimientos inéditos a sus vidas. Sin embargo, en el contexto educativo, esto tiene otra dimensión, muy valiosa, siempre y cuando quien la promueva lo haga desde el hacer mismo y no sólo desde su enunciación teórica. En este sentido, el campo de las artes expresivas ha sido el lugar donde esta invitación ha florecido sin límites. A pesar de tener un marco o una arquitectura como la definió Paolo, las artes expresivas no son un método. Contienen métodos que se adaptan y enriquecen con las experiencias de su equipo docente y con los grupos de estudiantes que llegan cada año a EGS.
En EGS conocí el paradigma de la investigación basada en las artes, que plantea la construcción del conocimiento desde una perspectiva transdisciplinaria, combinando principios de las artes creativas en contextos de investigación. Desde esta perspectiva diseñé los cronogramas de los seminarios de investigación y titulación que coordiné en la ESAY. Como les he aclarado a los estudiantes, cada cronograma busca cumplir con los objetivos generales del currículum de la escuela, pero es flexible y susceptible a cambios, de acuerdo con los procesos individuales y grupales. Es curioso observar entre los propios artistas los dos enfoques que describe Antonio Rivera Díaz, coordinador del seminario de actualización, en torno a los modelos educativos. Hay quienes prefieren una estructura o marco estable y otros que agradecen la adaptación de los marcos a las particularidades de cada grupo.
Siguiendo las experiencias de aprendizaje de EGS, me gusta promover un espacio abierto al diálogo y también de auto-reflexión constante, guiado por la intención de co-crear con los estudiantes. De acuerdo con Rivera Díaz, éstos se manifiesten como sujetos activos, interesados en aprender, a lo cual añado la inquietud por comprender sus realidades a partir de sus trabajos de investigación y creación. En este sentido, el hacer arte y el pensar(se) como sujetos transformadores de realidades es una misma acción. La horizontalidad que requiere un espacio de co-creación, implica reconocer mi experiencia y, a su vez, humildad para valorar los conocimientos de los estudiantes, sobre todo en el manejo de técnicas y lenguajes contemporáneos. En los seminarios procuro identificar a quienes abordan críticamente sus procesos de aprendizaje para que sean guías de los grupos de estudio. Al mismo tiempo que se asumen responsables de sus grupos, les invito a observar que esto no constituye un ejercicio de poder, sino que es una tarea asignada temporalmente y que requiere de cooperación, escucha activa y mucha solidaridad.
Cada vez confío y defiendo más la autonomía de cada espacio de aprendizaje y comprendo la responsabilidad que implica crearla. Por eso, incluso en EGS, con su amplia y libre visión del poder de las artes, he encontrado profesores y colegas con los que no me identifico, ya sea por su estilo o por su percepción y aplicación de los contenidos de aprendizaje. Esto, por fortuna refuerza el carácter crítico y reflexivo de nuestro ser tanto docentes como aprendices eternos y me permite seguir aprendiendo a enseñar.