A pesar de la noche oscura

Por Redacción de El Flasherito

Con un aula colmada y gente colgada de la puerta espiando al mejor estilo comienzo de cuatrimestre, arrancó esta disertación magistral en el Centro Cultural de la Cooperación cuyo epicentro era la presentación de CONTRA EL HOMO RESIGNATUS, 7 ensayos para reinventar la rebeldía política en un mundo invadido por el desencanto del querido Lucas Rubinich. Luego de unas palabras de Andrés Tzeiman de recibida, Mariana Cerviño arrancó confesando que se sentía identificada con ese HOMO RESIGNATUS, que la lleva a optar por proyectos políticos moderados, temiendo que las utopías de máxima devengan en represión. Dijo que esto quizás sea consecuencia de la derrota y las trágicas muertes de los años setenta que quedaron en forma de temor, produciendo, en ella y su generación a un HOMO TEMERATUS. Reconoció la impronta de TOCQUEVILLE en la insistencia de Lucas en pensar el elemento igualitario de nuestra sociedad desde diferentes aristas, se preguntó hasta qué punto las luchas por una sociedad igualitaria puede devenir en violencia. Violencia que también irrumpe sobre todo en momentos donde hay una ausencia de relatos integradores. 

Advirtió antes de leer las emotivas líneas de Weber que podía largarse a llorar pero que como había practicado sus líneas, eso no debería pasar. Relacionó a Rubinich con Max Weber en la forma en la que el sociólogo alemán define al político de vocación, alguien que aún sabiendo que el presente es una “noche oscura, de un frío polar”, pronuncia un “y sin embargo…” y pone mano a su tarea, “como Lucas –dijo– sigue trabajando, a pesar de que el diagnóstico oscuro podría llevarnos al nihilismo, pero no, es lo contrario, trabajar en comprender la realidad”. Como este libro que es un gran “y sin embargo…”. 

Belen Riveiro señaló que los 7 ensayos vienen de otros 7 que son los ensayos de interpretación de la realidad peruana de Mariategui, “ningún ensayo está acabado entre la urgencia del presente y la parsimonia de la reflexión”, que no es sociología buchona porque Lucas se incluye dentro de la crítica que ejerce. Rescató que el libro se publique en la editorial siglo XXI que tiene origen en los años sesenta, en una tradición de vanguardia y que durante mucho tiempo sus libros fueron buscados para informarse pero también para ganar nuevas herramientas sensibles y revoltosas. “Lucas defiende el claustro y lo desborda.”

Paula Varela, militante trotskista universitaria, desplegó una oratoria espectacular, muchas veces practicada en aulas y asambleas. Señaló que el libro no es optimista pero tampoco sombrío, que el término HOMO RESIGNATUS viene del libro Marx interrumpido, de Daniel Bensair, un representante del Mayo Francés que le habla también a su generación y les increpa con la pregunta: cómo pasaron de las barricadas a los ministerios de gobiernos neoliberales.  Y propuso que las preocupaciones de Lucas también tienen una impronta generacional, equiparando el mayo francés con las búsquedas de la generación del 60 y 70 en la Argentina con sus derivas, su ímpetu transformador pero también su encause final algo triste y resignado en la historia. Reconoce la pulsión vital de Lucas por pensar el acontecimiento que lo enloquece y que se trata de una invitación a la búsqueda activa. ¿cómo vencer lo inevitable? ¿de donde sacamos las fuerzas? Propuso hacer remeras con frases que nos saquen del letargo.

Rubinich comenzó su diatriba contra la transformación en el ámbito universitario y académico que impuso en Latinoamérica –y en Argentina, en particular– el Banco Mundial pero sobre todo contra los intelectuales progresistas que permitieron con sus filigranas una transformación en la educación, regresiva. Reconoció los dolores y los sufrimientos que hay en toda vida pero no por eso justificó que los referentes hayan permitido una derrota cultural tan extraordinaria, desde afuera le pidieron que suba el volumen del micrófono y entonces se escuchó muy fuerte que estamos inmersos en “la derrota de los setenta, no es de un grupo en particular, es una derrota de la emancipación humana. Vivimos en una democracia profundamente condicionada.”

Dentro de su práctica como profesor reconoció que cuando alguien interrumpe su clase en pos de transmitir un mensaje puede generar incomodidad en algunos de sus colegas pero que para él, esta práctica esconde una vitalidad singular, haciendo un elogio del traer problemas y de cómo la ciudadanía y su tejido social debe ser interpelado. “Que alguien que no conozco pida permiso para hablarnos de la guerra en Ucrania o del malestar de un gremio es importante”

Finalizó contrastando a Marx con Rolando Garcia, Marx dice que somos fruto de unas condiciones históricas y eso está en el bagaje de todxs lxs sociologxs, pero Rolando Garcia como epistemólogo señala que lo “posible” es una construcción. Aquí Lucas discute las categorías y cómo el campo de lo deseable, de la transformación social ha sido adiestrado por una sociedad cada vez más individualista: “los partidos igualitarios están hechos pelota, no existen más!”. 

Luego de la apertura de preguntas a público, parecía que Amado Boudou o el Chipi Castillo tenían algo para decir pero Diego Melero con su melena recogida con colitas, al mejor estilo futbolista camerunés, y brillos sobre su elegante blazer tomó el micrófono para felicitar a Rubinich por su libro y recordar alguna estación común de su camino como compañeros, luego su retórica comenzó a relacionar objetos cada vez más distantes no por ello perdiendo el finísimo hilo de la historia social, vinculando las ideas anarquistas con su propio sentir marginal, rescatando de la generación del 80 la ley de educación y el aire de divergencias que se comenzaba a cocinar en aquella época que sería caldo de cultivo para publicaciones como La protesta y reformas como la que luego encarnara el radicalismo.

Belén había señalado que “Lucas no se siente ajeno a su objeto de acusación” y Melero se hizo de alguna manera eco de eso, cuando una bobina de papel le atrapó la pierna (en la cual el artista dijo reconocer al capital financiero) y en los embates por librarse de este capital seguía con su razonamiento por momentos hablándole al micrófono por momentos intentado romper la tiranía de esta atrevida forma de papel que lo empujaba también sobre los cuerpos de la primera línea de escuchas.

Finalmente logró soltarse, los aplausos se hicieron oir, rompía Melero el papel haciéndolo jirones “como los partidos y sus vocaciones igualitarias”, demostrando de forma simbólica con su performance un equilibrio sinuoso y bastante caótico que enlaza la vida, sus pensamientos y fantasías con la posibilidad de una acción reparadora.