Una escritura bella y feliz

por Julieta Novelli

 “¿Son cuadros? ¿Son textos? ¿O son textos cuadros? No hay nada más lindo que hacerse preguntas que no lleven a ningún lado”, dice Laguna en Espectacular, cartas y textos de arte, el libro de Ivan Rosado que reúne textos sobre obras/muestras de artistas y cartas, desde el 2003 hasta el 2019. ¿Son textos curatoriales? ¿Son cartas? ¿Son ensayos de arte? ¿O son todo eso trans/formado? Decir qué es, no tiene mucha relevancia en el arte, como dice Laguna, “lo que está bueno es flashear”. Y si hay algo que habilita la lectura de estos textos es la posibilidad de entregarse sin prejuicios a la emoción y la libertad por sobre las explicaciones, las normas, los conceptos y la lógica.

Tanto en las cartas como en los textos de sala, la escritura fluye al abrirse al juego –“yo quiero y necesito jugar antes que escribir”-, los afectos, la intimidad, el no saber, y se detiene cuando se pone seria, cuando le parece saber a dónde está yendo, cuando empieza a opinar y acomodarse. Pero si hay algo que las producciones de Laguna manifiestan, desde hace más de veinte años, es el tener la valentía de burlarse del confort del “saber”, enunciarlo –“me puse seria”- y volverlo pura vulnerabilidad desde donde empezar de nuevo a explorar las incertezas. Dice Laguna en una de las cartas: “solo una persona que no presta demasiada atención a lo serio puede entrar en los secretos de la vida”.

De entre los secretos o misterios de la vida, Laguna se pregunta en estos textos: ¿Qué onda con la realidad? ¿Qué onda con la fe? ¿Y qué onda con el arte? ¿Qué es una obra? ¿Existirá la magia? ¿Existirá la libertad o es una idea? ¿Sobrevivirá la obra al artista? Y, para pensar estos interrogantes, propone una mirada expandida y desbordada; una mirada alerta alejada de “la mirada conceptual estática compactadora de sentido”. Así, la obra puede pensarse como la encarnación de lo incierto, como una especie de “hombre lobo”, pura fusión. Mientras que la poesía es pensada como una llave, un portal trans –construye del presente hacia el futuro- que permite trans/formar la estructura de una realidad cis –con su lenguaje del pasado- y volverse, así, revolucionaria.

En uno de los textos referidos a la obra de Dani Umpi, Laguna dice que para expandir el corazón hay que desbordarse y el arte es ese espacio en el que es posible hacerlo, como lo hace Dani en sus canciones, y que permite escapar de la lógica y de las fórmulas. Porque en estos textos, las obras de arte son consideradas también portales hacia la magia –como en Harry Potter-, hacia la emoción, hacia la libertad de revelarse a lo establecido y a las normas –de lo bello, por ejemplo-,  y hacia la posibilidad de abarcarlo todo cuando se está “cansada, oprimida o aburrida”. Quien escribe, se desmarca de la figura de artista en una de sus cartas y afirma: “me interesa mas participar de la muestra como chica que como artista (…), esta es una carta no una obra”, y en el caso de que llegara a ser una obra es porque, para Laguna, todo el universo puede ser materia artística, porque el arte es el universo.

Estos textos, en definitiva, toman al arte y a la escritura como posibilidad -de trans/formación, de expansión del corazón y de revolución- y dan, unas vez más, testimonio de la valentía de Laguna en tanto “chica”, mujer, artista, poeta, curadora, galerista, de escaparse de lo establecido. La valentía de entregarse sin prejuicios a lo incierto, a lo que todavía no fue hecho, de “deseñalarse a sí misma” de los espacios.  “Para que el amor y la política funcionen hay que ser valientes”, se titula uno de los textos escritos para presentar en la Bienal de San Pablo (2010) en apoyo a Dilma que es, al igual que Fernanda y que Cristina (Kirchner), una mujer valiente que ha sufrido como todas las mujeres a las que se le dirigen “todas las malas palabras” mientras ellas están ocupadas “haciendo, haciendo, haciendo, haciendo”. En este texto, Laguna invita a seguir haciendo y creyendo en ellas, en nuestros países, en la felicidad y en la belleza. Es que finalmente,  el deseo de creer es el motor de la escritura de Laguna en donde despliega su potencialidad política de configurar en la precariedad y la urgencia: un espacio, un mundo y habilitar subjetividades.

La escritura valiente de Laguna en estos textos y en gran parte de su poemas, es capaz de desestabilizar /deshablar /deshabitar los valores, la poesía, los grandes enunciados a través del humor, de la desolemnización, de la cualquierización –cualquier cosa puede ser arte-, del no saber y de la creencia en la magia. Desestabiliza eso que no queremos preguntar, que damos por sabido, las creencias a partir de las cuales nos pensamos. Eso que no queremos/podemos ver y, sin embargo, aparece en el juego serio de los niños para mostrarnos una nueva manera de relacionarse y pensar el arte, los vínculos y lo cotidiano. Decir que el libro es bueno sería, como señala ella a próposito de la obra de Silvina Sícoli, menospreciar el ejercicio que hace Laguna “de arruinar lo correcto y que le sale muy bien”. Prefiero decir que el libro es un flash porque nos hace repensar el arte desde los sentimientos, el entusiasmo y el deseo; como soñaba Barthes en una entrevista con Maurice Nadeau, estos textos permiten ver “la circulación del deseo, de escribir, del goce de escribir y del goce de leer”, en una escritura feliz, bella y feliz.

Espectacular, de Fernanda Laguna, Ivan Rosado,  2019.

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