Un proyectil que no sé dónde irá a caer
Por Matías Heer
Dibujo por Lino Divas
De las presentaciones de María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca en Casa Brandon y en el CCK podríamos decir varias cosas pretendiendo darle cierta permanencia a la performance, pero voy hablar de lo que realmente permanece en nuestras manos: la partitura. Jinete Último Reino es un proyecto dividido en tres fragmentos: el primero gira en torno al origen del habla, el segundo la imposición de la lengua sobre el hábito y la formación de los conceptos culturales que nos demarcan, la tercera el espacio de la noche donde los cuerpos se separan de esas dicciones condicionantes. Hagamos foco en Jinete Frag. 3 y su partitura. En el primer pliego aparecen las leyendas que podríamos clasificar en textualidad (sustantivos, artículos, frases verbales) y espacialidad performática (micrófono, mesa, subwoofer, líneas de movimiento, etc.). Dichas leyendas reúnen elementos discretos muy simples que en la partitura se combinan en variaciones que adquieren un alto grado de complejidad al interactuar entre ellas en el espacio performático. Como el copo de Koch rectas simples se iteran con rectas simples hasta convertirse en una figura fractal cargada de complejidad. Este procedimiento redimensiona la forma en la que consumimos poesía poniendo en juego manipulaciones textuales contraintuitivas que quiebran con la lectura lineal (de izquierda a derecha y de arriba abajo) y nos permiten leer de manera sinergética: de todas las partes a todas las partes, donde ninguna de las partes anticipa el resultado. Es decir, ingresamos al texto a través de su totalidad para luego ir moviéndonos por los detalles y volver a la superficie cada vez con más información.
Pero para comprender esta operación hagamos un pequeño ejercicio de reduccionismo y sigamos el rastro de uno de los códigos. En uno de los pliegos de la partitura se observa una sección de samples sobre los que se construye la performance. Uno de estos samples es un poema titulado Las rosas que es una traducción del poema Homosexuality del poeta americano Jack Spicer. El código primario, por lo tanto, es un poema en inglés que posee un título muy explícito pero desarrolla una serie de codificaciones que, justamente, lo convierten en un poema como tal (podemos concebir, dentro del plano de la tradición, a la metáfora, la anáfora, la mímesis, como procedimientos de codificación y, en un plano más amplio, a cualquier ejercicio de mapeo/lenguaje como una dinámica de decodificación, codificación y decodificación y así sucesivamente). El poema:
Homosexuality
Roses that wear roses
enjoy mirrors.
Roses that wear roses must enjoy
the flowers they are worn by.
Roses that wear roses are dying
with a mirror behind them.
None of us are younger but the roses
are dying.
Men and women have weddings and funerals
are conceived and destroyed in a formal
procession.
Roses die upon a bed of roses
with mirrors weeping at them.
Homosexualidad
Rosas que visten rosas
gozan de espejos.
Rosas que visten rosas deben gozar
de las flores que las visten.
Rosas que visten rosas mueren
con un espejo detrás.
Ninguna de nosotras es más joven sino que las rosas mueren.
Hombres y mujeres tienen bodas y funerales
son concebidos y destruidos en una procesión
formal.
Rosas mueren sobre una cama de rosas
con espejos llorándolas.
Este código, en la traducción de Salgado, es decodificado en pocos elementos: rosa, vestida/o de, con una flor. A lo que se agregan elementos latentes: rojo, se besa con. Estos elementos vuelven a codificarse en la partitura en elementos más discretos como letras: rosa (S), vestida/o de (v), con una flor (f), rojo (J), se besa con (b), y que al operar en la partitura mediante combinaciones se expresan, por ejemplo, así:
J v J f S
J v J f J
J v S f S
J v S f J
S v S f J b J v J f J
S v S f S b J v J f S
S v J f J b J v S f J
S v J f S b J v S f S
Y que decodificado quedaría de la siguiente manera:
Rojo vestido de Rojo con una flor Rosa
Rosa vestida de Rosa con una flor Roja se besa con Rojo vestido de Rojo con una flor Rosa
Dicho procedimiento de codificación y decodificación produce, en primera instancia, una reversión del poema bajo parámetros no-lineales. En lugar de una traducción convencional que solo trata de decodificar para “permitir la comprensión”, Salgado opera mediante la extracción de ciertos elementos discretos que se combinan y, por ende, resignifican mediante un método aliterativo que podría extenderse casi al infinito dependiendo de cuando detengamos el proceso algorítmico. Christian Bök en su Xenotext (2015) realiza un procedimiento similar de codificación traduciendo un poema (con extractos de la poesía órfica de Virgilio, traducciones) mediante un “alfabeto químico” a una secuencia de ADN para implantarlo en el genoma de una bacteria (Deinococcus radiodurans), dicho poema pasa constituir una serie de instrucciones que hacen que el organismo pueda producir una proteína en respuesta y luego esta proteína, de acuerdo con el “alfabeto químico”, pueda ser traducida/decodificada y codificada, a su vez, en otro texto. También tenemos otros ejemplos de codificación dentro del bioarte como Joe Davis en las artes plásticas y su Microvenus (2000) o Eduardo Kac y el Código de Cypher (2003).
Pero a diferencia de los procedimientos del bioarte que tratan de configurar un poema vivo en una minúscula bacteria, casi como un acto reduccionista de individualidad capitalista, Salgado y Cabeza de Vaca insertan el código en un hecho social: la performance. Esto conlleva que a la hora de leer la partitura-poema no estemos simplemente leyendo un código inscripto en un papel estático (o en una minúscula partícula sin rastro cultural) sino en un espacio social dinámico y mutable cargado de interacciones. También, a diferencia de Bök, aquí no vemos solo el código primario o los resultados de dicho código ni la dinámica combinatoria queda encerrada en la caja negra aleatoria que viene a ser la bacteria, sino que observamos el proceso combinatorio en acción. Hay líneas de movimiento que hacen circular la información por el espacio y logran generar vínculos sinérgicos entre todos los códigos dando por resultado un poema que trasciende sus propios límites textuales de causalidad lineal. Imaginarnos en un espacio de escucha, sociabilizante.
Habituados como estamos a las dicciones newtonianas que se mueven de manera unidireccional en el espacio de una hoja, el desafío de una partitura-poema-código parece arrojar nuevas maneras de interpretación, lectura y consumo. Una búsqueda que antes mencionaba en otro artículo publicado por este medio. Y no sé por qué pero Vallejo escribió “Escapo de una finta, peluza a peluza. / Un proyectil que no sé dónde irá a caer./ Incertidumbre. Tramonto. Cervical coyuntura./(…)/¿Qué dice ahora Newton?/(…)/ Chit! Ya sale.”