Un corazón en el centro del cuadrado

por Flor Cugat

dibujos por Antolín

La Plata es la capital de la provincia de Buenos Aires. Conectada con CABA por una autopista de 50 kilómetros de distancia. Si sos un buen piloto en 40 minutos arribás en alguna de las dos ciudades. Es conocida por ser una ciudad erigida, pensada y planificada en el iluminismo moderno. Un trazado especial superlógico le da la forma de un cuadrado. Ese cuadrado está subdividido por calles numéricas y las famosas diagonales que desembocan en hermosas plazas con plátanos, jacarandás y tilos. Siempre digo que la gente de esta ciudad me parece súper inteligente y se lo adjudico a que todo el tiempo están pensando numéricamente, diagonalmente. La Plata es la ciudad del rock-pop y del indie rock. También, la ciudad del poeta Francisco López Merino cuyo busto homenaje ubicado en el bosque dice: “En la mañana busco la noche”. De Federico Moura, Emilio Pettoruti, Edgardo Antonio Vigo, Favaloro y Cristina, entre otros mágicos y capaces. Pero lo que la define es que es una Ciudad Universitaria,  que se nutre de ese dinamismo que plantea la oleada de nuevos estudiantes que llegan cada febrero para asistir a los cursos de ingreso. La Universidad es el imán de lo nuevo. 

Una vez escuché a Mariana Enríquez decir algo en relación con su adolescencia, sus consumos culturales y esta ciudad que me quedó resonando. Decía que es abarcable,  pequeña y fácil de recorrer caminando. Un lugar en el que no podías perderte, ideal para una época de la vida en la que habitás mucho la calle y te haces amigos. 

En ese mapa con forma de grilla se pueden dibujar algunas líneas en torno a los sitios o a los lugares por los que se circula y que definen cierta identidad. El circuito artístico y alternativo de la ciudad tiene su punto iniciático en la diagonal 78, que une el Bachillerato de Bellas Artes, la Facultad de artes y la Biblioteca de la Universidad. Esa diagonal es una eterna primavera alterna, militante y estudiantil. El lugar dónde se forman gran parte los artistas platenses, se cruzan, arman proyectos y colectivos. 

Fabio Risso, Santiago Poggio, Nicanor Aráoz, Patricio Gil Flood, Leonel Pinola, Marcela Cabutti, Agustín Sirai, Mariela Vita, Antolín, Santiago Motorizado, Joaquin Wall, Martha de la Gente, Lucía Delfino, Franco Mehlhose, Irene Ripa Alsina, Yuyyu Puleston, Valeria López Muñoz, Rodrigo Barcos, los Corazones de Bully y lxs Felina Superheroína (Entre otros). Por nombrar a algunas personas de la escena contemporánea que tuvieron eco dentro y fuera de la ciudad. 

EL CENTRO DE ARTE
En octubre de 2017 se inauguró el Centro de Arte de la Universidad de La Plata, dentro de lo que hoy es el Edificio Karakachoff ubicado en la calle 48 entre 6 y 7. Un espacio que se fue gestado y militado políticamente desde el año 2010. Construído sobre las ruinas del ex edificio brutalista de “las tres facultades”, donde históricamente funcionaba Humanidades, Psicología y Derecho, cuyo proyecto arquitectónico nació en la dictadura de Onganía y fue finalmente inaugurado durante la última dictadura militar de 1976. 
El Centro de Arte resulta ser un lugar de exhibición inédito hasta entonces. No había en la ciudad un espacio enmarcado oficialmente para exponer las producciones y las investigaciones de los docentes y de los estudiantes formados en la Facultad de Artes. 
A diez años del comienzo de ese empuje y esa lucha por fomentar, convocar y dar lugar a los diferentes agentes culturales locales; hablamos con Natalia Giglietti (prosecretaria) quién es la encargada de dirigir el Centro de Arte. Con ella, revisamos y recordamos la historia de este proyecto, que tuvo su inicio y su razón de ser en la década pasada (ganada). 

FC: ¿Cómo empieza el proyecto del Centro de Arte de la Universidad?
NG: Bueno, fue un trayecto un tanto largo, te lo sintetizo. Dentro de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de La Plata, existía un área que se llamó Arte y Cultura, a cargo de Rocambole, “el mono”, entre otras personas de la Facultad. Fue mutando, al inicio era la Dirección de Arte y Cultura y, luego, en el año 2010, se transformó en Prosecretaría de Arte y Cultura. Ese cambio de categorización se vincula con la primera edición de la Bienal Universitaria de Arte y Cultura. 
En el año 2011 fui convocada para asumir el cargo de directora de arte por Mariel Ciafardo quien en ese momento era decana, (hoy secretaría de Arte y Cultura). Cuando empecé, Francisco Lemus se desempeñaba como coordinador de artes visuales. Con él trabajamos juntos hasta el 2017. En ese tiempo realizamos varias muestras y proyectos. “Arte en el patio” era una ciclo de intervenciones en el patio del Rectorado de la UNLP. Ahí convocamos a Marcela Sinclair, Elba Bairon, Franco Ferrari, David Maggioni, Camilo Garbín, entre otros. Por supuesto el vínculo con la Facultad de (en ese entonces) “Bellas Artes” era y es permanente. Todos los que formamos parte somos docentes de la facu en diferentes disciplinas. Hicimos exhibiciones de artistas de Buenos Aires, de Rosario y de otras ciudades del país en conjunto con artistas y curadores locales. En esa época pedíamos prestados espacios municipales y provinciales como el Mumart, el Macla y el Pettoruti. 
Fue un proceso de mucho trabajo, hacer, pensar y dar cuenta de la necesidad de un espacio destinado al arte y la cultura desde la Universidad. En La Plata hay de todo para mostrar, para hacer valer y para legitimar. 

FC: Sí y a su vez es un espacio que está por fuera de los circuitos alternativos y autogestionados de la ciudad. Esos lugares a los que los artistas locales recurrieron y  recurren, por la necesidad de comenzar a experimentar su práctica artística y exhibir sus producciones. 
NG: Bueno, una cosa que nos queda pendiente es empezar a tender más redes con esos espacios autogestivos propios de la ciudad, con espacios culturales, galerías y museos. El paso siguiente es ese. Lo cierto es que, por ejemplo, antes los estudiantes para presentar sus tesis tenían que buscar sus espacios o exhibirlas en las aulas o pasillos. Hoy mediante una convocatoria se les brinda ese lugar. Franco Mehlhose, entre otros tantos, presentó su tesis en el Centro. Lo mismo sucede con la muestras del Departamento de Plástica y la participación de distintas cátedras. 

FC: ¿Cómo fue que ese espacio, que antes era el edificio de “las tres facultades” fue destinado al arte?
NG: En el 2014 se crea la Secretaría de Arte y Cultura, deja de ser parte de Extensión y toma el rango de Secretaría. Fue muy importante para nosotros, porque la Universidad reconoció el trabajo y la necesidad de este espacio. El proyecto del Centro de Arte de UNLP existía desde el 2011. En ese momento se estaba haciendo la refuncionalización del edificio de “las tres facultades”, un lugar laberíntico, gris, asfixiante, brutalista, especialmente pensado para reprimir.  El espacio quedó liberado dado que a partir de 2010, la Universidad de La Plata creció en infraestructura. El Centro de Arte es posible porque sucedieron todos estos movimientos.  
Con el equipo de trabajo armamos proyectos y más proyectos, con esta insistencia por tener un espacio propio en este lugar enorme. Hasta que nos dijeron que sí, y de ahí fue un tramo largo por la construcción. En el 2015, hicimos una preinauguración. Una parte del lugar destinado para el Centro es donde, anteriormente, funcionaba la biblioteca, y fue la primera vez que hicimos algo ahí mientras estaba en obra, eran ruinas. Montamos muestras y proyectamos sobre los escombros, fue un modo de plantar bandera. Ya, en el 2017, pensamos qué salas les destinamos a cada área. 

FC: Y las muestras ¿como estan pensadas, cómo surgen?
NG: Es un lugar muy grande, cada área tiene su coordinador y con ellos vamos conversando en torno a las propuestas y a las actividades. En mi caso, estoy a cargo de la coordinación de las exhibiciones de artes visuales. En el 2018 y el 2019 la programación estuvo organizada con el propósito de cubrir diferentes situaciones. Invité a curadores o artistas/curadores a que propongan algo en función de su línea de investigación o algo nuevo para el Centro. Ese fue el caso de la muestra Queer, en la que Fernando Davis convocó a artistas locales y de Buenos Aires. Se presentaron obras de Ad Minoliti, Mariela Scafati, Marcelo Alzetta, Julien Antoine, Tobías Dirty, Martha de la Gente, entre otrxs. La exposición curada por Jimena Ferreiro, Un museo como una novela eterna, por ejemplo, se basó en el uso previo del espacio: la biblioteca. De ahí surgió la invitación a todos los artistas que escriben y publican libros. 
A estas propuestas se les suma el lugar que le destinamos a la Facultad de Artes, para tesis y exposiciones de las diferentes cátedras. 

“La verdad que la Universidad Nacional de La Plata tenía que tener su Centro de Arte. Todas las Universidades grandes lo tienen, “El Rojas” de la UBA, la Universidad de Córdoba y de Rosario lo tienen. Ese fue nuestro gran argumento. ¡Además nosotros tenemos una Facultad de Artes que es gigante!. Necesitábamos este lugar”

El Centro de Arte, además de sus salas, consta de una tienda de objetos y publicaciones y de dos vidrieras: una que se abre sobre el Pasaje del Bicentenario y otra sobre la calle 48, en las que se realizan instalaciones e intervenciones. Convive con una confitería, el Banco Nación, la radio, el canal de tv y la librería de la editorial de la Universidad. Lo que supone una circulación de personas por fuera de los circuitos propios del arte. Es una transformación total para la ciudad, ya que enlaza nuevos vínculos con el arte y la cultura. 

*El edificio lleva el nombre de Sergio Karakachoff, graduado en la UNLP, defensor de los derechos humanos y asesinado por la última dictadura militar.

UN SUEÑO ETERNO 
Un Sueño Eterno se llamó la muestra que Leonel Pinola realizó el año pasado en el Centro de Arte de la UNLP, con la curaduría especial de Patricio Gil Flood. El 2019 pareciera que quedó atrás, como parte de otra era geológica, en la que aún vivíamos bajo el gobierno de Mauricio Macri, y en la que para ese entonces la fórmula Fernández-Fernández no había visto la luz. Me interesa revivir esta muestra porque, entre otras cosas, vivíamos en ese marco contextual y político, y  porque además,  algunas de las piezas que Leonel elaboró construía un eco entre el ámbito universitario de la militancia y lo que había sido ese espacio arquitectónico de “las tres facultades”. 
Leonel pensó y recreó diversas piezas que tuvieron su razón de ser en determinados momentos de la historia local y del mundo. Procedimientos visuales y poéticos conforman un mapa, una cartografía cuyo sentido reside en la lucha colectiva de resistencia. 
La pared pintada con la clásica tipografía callejera de propaganda política escribe “Nuevos Trapos”. Una mochila verde, elaborada por estudiantes del Bachillerato de Bellas Artes, fue intervenida con pins, dibujos y el pañuelo de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. La remera azul con letras amarillas y un puño en alto de las Pussy Riot gritaba  “no pasarán” y el banderín del “FC Start” (conocido como el partido de la muerte), se amuraban sobre las paredes de la sala entre varios papeles afiches que las sobrevolaban; colgados desde el techo, como históricamente hacen e hicieron las agrupaciones políticas estudiantiles. Son hitos, marcas, huellas de resistencia frente a momentos históricos adversos, creaciones que lindan entre el arte y la política. Producciones colectivas amorosas y utópicas que propusieron y redireccionaron el estado en cuestión. Leonel, con esta muestra nos daba una pista, una vista donde mirarnos frente a esos duros tiempos, en los que todavía parecía que podíamos llegar a perderlo todo. Esos papeles afiches flotando resonaban con la histórica entrada a las tres facultades, colmada con consignas políticas escritas con urgencia, témperas y una habilidad única. En ellos se dibujaba con trazo negro, un clavel sobre el papel color rojo, rememoraba la revolución de los claveles del año 74 en Portugal. Sobre un afiche translúcido amarillento y en un claro ultramar se pintó un “no me olvides”, la flor que utilizó el peronismo para identificarse durante la proscripción de Perón en el año 1955. 

El afiche verde resulta ser una lista de nombres que se despliega debajo de una pregunta más que angustiante: ¿Dónde están nuestros compañeros?. Es una lista incompleta, la primera realizada en el año 1984 por los delegados de los cursos del Bachillerato de Bellas Artes de la UNLP. Creada en un momento en el que las fuerzas de represión clandestinas aún estaban organizadas. Ese afiche se colgó en esos años frente a la puerta de la dirección de la escuela, con temor a las represalias y causando gran conmoción en el estudiantado. Esa fue la primera acción que señaló la ausencia de lxs compañerxs desde el golpe de estado de 1976 y fue el comienzo del camino por el reclamo de su aparición con vida. Leonel, en Un sueño eterno,  la recreó convocando a aquellas personas, que en su momento fueron los adolescentes creadores y partícipes, a reescribirla. 
La Plata fue una Ciudad arrasada por la última dictadura militar. La demolición del edificio de las tres facultades, la creación del Centro de Arte y el cambio de nombre de “Facultad de Bellas Artes” a “Facultad de Artes”, tuvo que ver con saldar una deuda con el arte, pero también con la historia, local y universitaria. 

Centro de arte de la UNLP: https://www.centrodearte.unlp.edu.ar/
Un sueño eterno – Leonel Pionla: https://www.centrodearte.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/2020/04/Un-Sue%C3%B1o-Eterno.pdf

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