Temporalidades plásticas
por Elías Leiro
Ya pasó más de un mes y mucho se ha teorizado al respecto. Teorías optimistas y pesimistas que buscan explicar el presente y adivinar el futuro. Los teóricos más relevantes de la actualidad ya dieron sus opiniones. Los pensamientos conspiranoicos también fueron ganando terreno como siempre en situaciones de crisis. En el estallido del HIV en los ochenta se les echó la culpa a los monos y a los africanos. Al parecer algunos africanos habían tenido sexo con monos y estos le transmitieron el virus de la inmunodeficiencia. A pesar de ser una teoría absurda y racista en la actualidad sigue siendo difundida. Lo mismo pasa con el coronavirus; primero fueron unos chinos asquerosos que comieron sopa de murciélago. Después fueron unos chinos o rusos malditos que inventaron el virus en un laboratorio para alterar el orden mundial. Otros piensan que es una política de exterminio de lxs ancianxs. Lo único que importa de esas teorías es la motivación que las unifica: encontrar un orden y un culpable que explique el desorden de la vida real. Empresa destinada a fracasar desde el comienzo, en contra de lo que al pensamiento moderno le gusta creer, las cosas sí pasan porque sí.
Esto no significa que la aleatoriedad de la experiencia nos deje impotentes frente a los acontecimientos. Por el contrario, afirma la utilidad de las prácticas teóricas en tanto productoras de herramientas conceptuales para entender, interpretar y operar sobre la realidad del presente como así también para intentar avistar futuros posibles o probables. Es dentro de este panorama en que una pregunta surge por todas partes: ¿Cómo diseñar el futuro? Y es a esa pregunta la que responde o debería responder el arte ¿Todas las obras hablan sobre el futuro? Del pasado no pueden evitar hablar porque ya todo fue dicho. El solo hecho de hablar las hace hablar del presente, no se puede evitar la contingencia de estar en la conjunción de un espacio y un tiempo particulares ¿Del futuro tampoco pueden evitar hablar? Depende de la percepción temporal de la que nos valgamos; si creemos en la linealidad del tiempo, se puede evitar hablar del futuro con solo no mirar hacia adelante. Si en cambio, la temporalidad lejos de ser una línea recta hacia adelante es un entramado de puntos que se conectan entre sí de modo que todo el tiempo todos los tiempos están siendo conjugados al mismo tiempo, no, la respuesta es no, las obras no pueden evitar hablar del futuro. Y es el arte, justamente, la disciplina privilegiada para insertarse en esas temporalidades complejas y producir formas nuevas. El privilegio se desprende de lo obvio; el arte cuenta con la libertad autoconsciente para manejar conceptos, para valerse de la historia, en fin, para trabajar la materia. Por otra parte el arte nos sobrevive, dura más que nosotros, y los contenidos latentes en las obras pueden re-actualizarse en el devenir de la experiencia. Es decir, el arte en todo momento desafía la concepción lineal del tiempo.
Es en esa conjunción y conjugación de tiempos heterogéneos que trabajan Daira Cañete y Diego Cossettini. Las obras de las que voy a hablar, son precisamente aquellas que han producido y siguen produciendo en el aislamiento. Durante la cuarentena obligatoria, la producción y difusión de obras ha aumentado a un nivel exponencial en las redes sociales las cuales han monopolizado el total de la experiencia y la exposición, sin embargo la particularidades de las prácticas de Daira y Diego consiste en que más allá de ser obras fruto del encierro, como todas las que están siendo producidas en este momento, son obras que reflexionan, cada unx desde su aproximación poética específica, en torno al presente, al pasado y en especial al futuro de maneras que resultan productivas.
Las obras de Diego (@diegocossettini) hablan del futuro, pero de un futuro que es el pasado más pretérito. Imposible no establecer el vínculo con las pinturas rupestres del hombre prehistórico, sin embargo las formas de tinta que aparecen sobre las telas parecen indicar otro escenario posible: el de tener que ordenar todo desde el principio. Los dibujos de Diego hablan sobre la invención. La invención como acto gestual que abre la posibilidad de que nuevas formas surjan un día como cualquier otro. Hace miles de años los habitantes de la tierra dibujaban las paredes, nombraban y significaban el caos de la experiencia para poder operar sobre la realidad. Hoy los conceptos heredados ya no nos sirven, los nombres no alcanzan o no son los indicados para contener lo real que surge por todas partes. Estas obras plantean la necesidad de inventar nuevos conceptos partiendo desde lo más básico.
Las obras de Daira (@d.ai.r.a) hablan del futuro, pero de un futuro que ya existe como materia configurándose en el presente. Una isla, un desierto, un regalo. Souvenires de futuros posibles en el espacio de lo virtual. Trabajando a partir de bibliotecas de datos como la de Microsoft construye pequeños paisajes encerrados en domos de cristal que de ser tocados podrían romperse en mil astillas. La fragilidad en las obras de Daira aparece tanto como la posibilidad de moldear la información del presente como así también el aviso de la contingencia de las construcciones virtuales. Pequeños paisajes, recuerdos de viajes a lugares que aún no existen. Manipulación táctil de los puntos de un plano convirtiéndolos en relieves, proyección del presente en futuros deseables. La plasticidad además de asegurar la resistencia de lo virtual instaura la potencia para alterarlo. Estas obras funcionan como vistas de los paisajes que aún se están conformando y que, podrían no hacerlo.
Entonces ¿Cómo diseñar el futuro? El covid-19 probablemente no sea el golpe final al capitalismo como algunxs han enunciado. La adaptabilidad del capitalismo parece no tener límites. Sin embargo, este momento quizás sirva para cuestionar los modelos de representación dominantes e impuestos, tan inadecuados a la experiencia de lo real. Las obras de Diego y Daira reflexionan sobre los límites de lo virtual, estirándolos, modificándolos, proponiendo nuevas representaciones de lo real mediante la conjunción de temporalidades distintas. Ya sea a partir del uso de telas encontradas como de la apropiación de los datos disponibles en la red, ambxs generan nuevos mundos futuros a partir de la información disponible en el presente. La proyección de nuevos futuros es el desarrollo del material ya inscripto en las condiciones actuales. Los modelos son simulacros que resultan más reales que lo real y actúan codificándolo y predeterminándolo. El futuro es incierto, pero la propuesta de la invención autónoma de nuevas formas de representación liberadas de todo tipo de necesidad y predeterminación externas, motivadas sólo por el deseo y el placer de la invención misma podría ser un buen punto de partida.