Sueño despierta sobre el lecho fluvial
Por Ana Wandzik
Dibujo por Lenny Liffschitz
Entro ¡y es el ensueño! Hay un enigma material que resulta de la unión de dos elementos poderosos, el barro y la seda. Brandazza es confeccionista, maneja la máquina de costura como herramienta de dibujo, o sea dibuja a mano alzada con la máquina, va trazando unos matelassé oníricos totales, esos seres transespecie de seda blanquecina copan los muros de Jamaica cubiertos de barbotina como acomodándose para ingresar al gran atlas de las islas imaginarias del Paraná. El barro se ve como una mousse. Las bichas amigas, como las llama Vir Negri en el texto-poema de sala, son fluviales, sobre el lecho de nuestro río habita esta flora y fauna que recorre un arco abierto de lo antropomórfico a la geometría. La paleta que usa no lo puedo creer, el uso deliberado del marrón con blanco, de tan imposible es ideal. En esas desiciones perceptivas el paisaje se vuelve concreto, la composición barroca de las figuras descansa sobre el sedimento más puro. No sé por qué la cabeza no para de linkearme al Narciso plebeyo de Pablo Suárez, y es que es el color de las figuras de seda, el mismo de las perlas de agua dulce, del nácar que puede llevar en sí una almeja o caracol de río. También el Narciso es como un primo urbano y un poco más destroy del Muchacho del Paraná, el icónico chico escultura de Lucio Fontana que agarra un pescado con las dos manos y es la obra más erótica del arte argentino, como ya indicó Claudia del Río. Muchacho del Paraná, ahora esta muestra de Manuel, se completa con dos grandes dibujos sobre la pared de barro tallados con gubias, de la superficie barrosa brota el blanco apareciendo un grafismo más duro que se distancia de la línea curvada y acolchada de los seres perlados, practica el movimiento inverso de figura y fondo y lo rocía con agua todos los días para sostener la humedad ambiente que es nuestra gran madre. Qué suerte, vieron que hay diversxs pintorxs que se han vinculado al río y sus islas fundamentalmente dando un registro del paisaje, captando, hasta dejando documento de zona: así era esta barranca, así este recodo de las islas, así el cauce del río. Ahora estamos frente a una obra que viene a participar de ese linaje pero lo hace transversalmente, surrealmente, activando más desde la fantasía que desde la impresión, y obrando desde lo material: esa paleta imposible de barro y perla.