La basura de mi ciudad
sobre Pateando basura de Cristian Osuna y Santa Pereza de Nazareno Marengo
en Galeria Jamaica (Rosario) con curaduría de Maxi Masuelli
dibujo por Lino Divas
A mediados de los 90, en mi ciudad natal del norte de Francia (es algo que ya conté) cuando todxs lxs jovenes artistas hacian instalaciones, videoinstalaciones, o cosas así, habia una generación más grande que yo, como una escuela paralela, que pintaba sin hacer caso a eso de “La pintura ha muerto” lema recurrente de aquel entonces, por estas latitudes al menos. Estxs pintorxs tenían talleres increíbles, ubicados en los galpones del puerto, en edificios ocupados u oficinas abandonadas. También se distinguían por escuchar la mejor música y no querer trabajar. Sin embargo eran profesionales de la recuperación y encontraban de todo, ropa, muebles, electrodomésticos, madera para sus bastidores, instrumentos de música y otros objetos. Recorrían la ciudad en bicicleta o en chata (uno, P., tenía una) en búsqueda de tesoros en esta basura del primer mundo que tanto hace fantasear por acá. Todo esto por decir que será seguramente ahí que asocie en mi imaginario todas estas cosas: pintura, música buena[1], basura y trabajar nunca.
Cris Osuna y Naza Marengo, pintores de unos 25 años (quizás menos) presentan cada uno su primera muestra individual en la galería Jamaica, contando con “el acompañamiento estelar”[2], de Maxi Masuelli, editor (Ivan Rosado), especialista fuera de las academias en pintura argentina, y pintor él mismo. Los dos títulos «Pateando basura» y «Santa Pereza» riman entre sí, son títulos compañeros, como Cris y Naza.
Cris muestra unos 5 cuadros pintados al óleo, de tamaños medianos y grandes. Pinta a sus amigas artistas dibujantes y pintoras C. y L. en la mesa de un bar. Más que ellas pinta la cercanía entre ellas, mirando en la misma dirección, como una definición de la amistad. Una ventana da a la calle, y esta calle es la de otra pintura de la expo: es una ventana que da a una pintura. En otro cuadro hay un chico mirándonos. Podría estar en la esquina del bar donde están las chicas. Es A. un pintor amigo, de quien, pienso, quiso captar la mirada, y precisamente su mirada de pintor. Es el país de Cris, el país de la pintura, habitado por pintorxs. Todas las escenas ocurren en el mismo territorio, todas bañadas de la misma luz nocturna, compuestas de calles y casas parecidas y hechas de la misma paleta. Se parece a Rosario, y a la vez a Rosario pintado por Elizalde o Pedrotti. Es un lugar donde los pintores del pasado toman cerveza con los jóvenes artistas, charlando un poco de todo, del arte y de la vida. Es un lugar donde en una habitación, alguien se olvidó, colgada en el respaldo de una silla, una campera de Loquero junto a un florero con crisantemos blancos, sin dudas un eco a la pintura más bella de Schiavoni. Es un lugar de noches vacías donde patear basura, como en la canción de Embajada Boliviana que da título a la muestra, es la forma más creativa de caminar. El punk argentino no solo aparece bajo forma de guiños. Creo que para Cris es un generador de imágenes, y en su lenguaje directo y poético a la vez se acerca a la pintura figurativa (no sé si es la mejor forma de llamarla) que hace él y que homenajea cada uno de sus cuadros. Unir esta música y esta pintura en un sólo proyecto para mi es super lógico y tambien muy conmovedor.
Caminar por la ciudad, estar con amigxs, son dos maneras de perder el tiempo (además sin gastar dinero) y perder el tiempo es sagrado. El título de Naza “Santa Pereza” podría ser el titulo de un disco de unas de las bandas que cita la pintura de Cris. La muestra de Naza es una sola gran pintura[3] colgada del techo horizontalmente. Solo se ve al levantar la cabeza, al levantar la vista, y esta postura en cual nos mete automáticamente, ya dice mucho. Podriamos acostarnos tambien, las manos atrás de la cabeza, como cuando miramos el cielo recostadxs en la naturaleza, seria lo ideal, pero el día que fui nadie se animó, y yo tampoco. Naza, como Cris, solo pinta lo que conoce. En su caso él mismo es el protagonista. Se pinta trabajando, cortando maderas, haciendo algun trabajo manual, durmiendo una siesta, agotado al lado de una cocina, tomándose una birra, o sea toda una seguidilla de acciones que se suceden en circulo, sin principio ni final: la ronda rutinaria de Naza. Después de varios años trabajando en condiciones muy dificiles en el sector gastronómico, Naza, quien tambien es muralista callejero, es asistente de artista y su pintura celebra su cambio laboral. Leyó a Karl Marx y a Paul Lafargue[4], y sabe perfectamente que el derecho a vivir dignamente de su trabajo no se contradice con el derecho al tiempo libre, como el capitalismo nos quiere hacer pensar. Se instaló con cierto cinismo la idea de que por un lado está el trabajo y por otro la pereza, los trabajadores vs los vagos. Pero lxs trabajadores quienes quieren trabajar en mejores condiciones[5] en realidad son lxs que también quieren tiempo para hacer otra cosa que trabajar, incluso para hacer nada, incluso para perderlo. No hay ninguna contradicción ahi, y es lo que resuelve con mucha habilidad la pintura de Naza. La única oposición está entre lxs que necesitan trabajar y lxs que no, entre el trabajo y el capital, este capital que nunca descansa, produciendo sin parar la basura de las ciudades. Esta misma basura que revolvian lxs pintores amigxs de mi ciudad francesa para no trabajar y que revuelven hoy familias de mi actual ciudad argentina para encontrar comida.
Banco a 100 por 100 esta nueva generación de pintores rosarinxs, emergiendo entre la amargura (entre la basura) de la época, con su sensibilidad y sus compromisos, genuinamente política, sin ninguna pose. Yo creo que eligen la pintura figurativa (sigo sin tener mejor manera de decir) entre otros lenguajes porque en estos tiempos de no futuro hace falta eficiencia, como una forma de ética que se encuentra en un gesto a la vez literal y fantasioso. Espero que este sea el rumbo que tome el arte rosarino, argentino y, porque no, mundial! Ya tengo ganas de ver las próximas muestras de Cris Osuna y Naza Marengo, como cuando escuchas el primer disco de una banda y esperas ansiosamente el segundo. Sabes que no te va a defraudar, porque cuando una banda te roba el corazón, es para siempre.
[1] Lo de musica buena es por supuesto ultra subjetivo y en este contexto estoy haciendo alusión a la que me gusta a mi: una música emotiva y fría a la vez, no exactamente hecha para bailar pero muchas veces bailable. Una música que se siente primero por dentro, en los huesos, y que puede hallarse en regiones rítmicas y melódicas diferentes, desde el punk a la canción minimalista, pasando por la new wave o el hip-hop.
[2] reportarse al post Instagram de la galería Jamaica
[3] En realidad no es verdad: colgó afuera de su sala una muy pequeña pintura de un paisaje litolareño
[4] Paul Lafargue, El derecho a la pereza, 1880
[5] Ver los paros de los docentes en Santafe tanto o las marchas en Londres, hoy mismo cuando redacto este texto