Filosofía hipervínculo
por Sofía Reitter
dibujo por Matías Romano Alemán
No es novedad que la “realidad” ya no es escindible de la “virtualidad”; la imbricación con Internet es nuestra marca distintiva. Las redes invisibles de la web devinieron en el ágora contemporánea; zona de disputa liberada a la que se va en busca de información, en la que se forman opiniones y se crean convicciones. Allí se hace política, desde la más micro -exhibición y circulación de una verborragia infinita de palabras y opiniones individuales-, hasta la más macro – mucho se ha dicho sobre la influencia de las redes sociales en elecciones presidenciales del último tiempo-. Puede ser un idilio democrático, pero también un arma de doble filo, especialmente cuando son monstruosas empresas monopólicas las que median el intercambio.
Muchos ejemplos podría funcionar para ver de qué manera el debate público se ve afectado por las lógicas de la virtualidad, pero aquí me interesa retomar el de la red social madre Youtube; plataforma que condensa clips de video de las temáticas más disímiles y a la que acudimos en busca de todo tipo de información (política, educativa, cultural, recreativa, práctica ¡tutoriales!). Como cualquier empresa, YouTube está trancu siempre y cuando lo sigamos consumiendo y sus ganancias sigan aumentando, poco importa a costa de qué. Para lograr mantenernos atrapadxs en la pantalla, esta red social, como todas, se sirve de los renombrados algoritmos, bendición y condena del siglo XXI. Gracias a ellos Youtube puede sugierte -cuando no reproducir automáticamente- un video que podría interesarte. La lógica detrás de estas sugerencias suele implicar una radicalización en el contenido, es decir que video a video se va profundizando en el tema de la búsqueda inicial, pero siempre con inclinaciones reaccionarias. Por este modus operandi, la periodista Zeynep Tufekci definió a YouTube como el “gran radicalizador”. Y más allá de que tender a posiciones extremas en general no ayuda a la hora de generar consenso, se vuelve particularmente problemático cuando a la vuelta de la esquina de toda búsqueda nos espera una teoría conspirativa bien argumentada o cuando la tendencia implica especialmente un crecimiento exponencial de discursos fascistas.
Contrapoints, el canal de YouTube creado por la filósofa trans estadounidense Natalie Wynn, surgió en el año 2016 con la necesidad expresa de responder a este in crescendo de discursos de derecha que invadian tanto Internet como la “vida real” (discursos que tuvieron su manifestación más explícita en la elección de Trump como presidente en noviembre de ese mismo año). Para debatir en terreno enemigo, Contrapoints hace de sus videos ensayos audiovisuales en los que sopesa diversos tópicos. Hay para todos los gustos y todos responden a polémicas concretas de la agenda yanki; tiene abordajes más abstractos (Belleza, Occidente, Opulencia, Cringe o Cancelación), de género (Hombres, Pronombres, Crítica de Género), o políticos en sentido estricto (¿Qué está mal con el capitalismo? o su último video Justicia, cuyo puntapié inicial es del movimiento en defensa de la policía “Blue Lives Matter”). De cualquier manera la elección temática es una formalidad en tanto que todos los videos amplian el panorama en vez de simplificarlo; es la puesta en escena de una filosofía hipervincular que sabe enlazarlo todo y en la que la velocidad no atenta a la complejidad.
Y aunque Contrapoints haya nacido como herramienta de militancia política, esta “LeftTube” tiene bien en claro que su primer objetivo es entretener. Su humor ácido, su ironía y una producción alucinante están al servicio de que sea imposible aburrirse viendo sus videos. Con música original de Zoë Blade, una escenografía barroca, luces psicodélicas,un elaborado vestuario y maquillaje estrambótico, Contrapoints nos recibe en cada video con una copa en la mano lista para seducirnos.
Esta atención al detalle no es ingenua, Wynn tiene bien en claro que la puesta en escena y el encanto no son para nada secundarios a la hora de persuadir. Ella lo expresa con claridad “Este es un siglo estético. En la historia, hubo edades de la razón y tiempos del espectáculo, y es importante saber en cuál estás (…) el problema es pensar que estás en el foro, cuando en realidad estás en el circo”. La izquierda será en muchos de sus videos el blanco de sus críticas precisamente por la forma en que suele transmitir sus ideas, arguyendo que el purismo de sus discursos termina siendo sumamente excluyente y poco atractivo, mientras que la derecha se vende como pan caliente (nada nuevo, la estetización de la política y todo eso). Esta crítica se hace explícita en La Izquierda, pero en definitiva sobrevuela todos sus videos. Una vez más, no es que Natalie critique los postulados de la izquierda, sino la manera de exponerlos; su estrategia es jugar con las reglas del capital y traficar progresismo envuelto en papel de regalo.
Esto no significa que menosprecie la importancia de una argumentación razonada; sus soliloquios son en primer lugar perfectos silogismos concatenados. De su paso por la Academia conserva ciertas manías y sus disertaciones nada tienen que envidiarle al paper académico; a las pruebas se remite y cita toda referencia, desde la más erudita hasta la más popular. Incluso, como cualquier texto filosófico, en cada oportunidad Contrapoints tiene bien identificado con quién está discutiendo, y para hacerlo con argumentos, siempre antes de filmar realiza profundos estudios cuasi antropológicos sobre las sensibilidades y razones de su interlocutor. Su grandeza está en su relativismo sin tibieza; toma en consideración todo argumento, reconoce siempre los puntos válidos de su oponente y con paciencia desarma una a una sus razones para terminar exponiendo las raíces infundadas y odiantes que se esconden detrás de la corrección política. Esta contienda verbal se vuelve explícita en aquellos videos en los que Contrapoints se desmembra en espléndidos alter egos que encarnan las distintas posturas, dinamizando el debate y, dentro de las limitaciones del formato, ofreciendo el derecho a réplica.
En tiempos en los que el debate político deja mucho que desear, en los que ni los medios de comunicación ni lxs políticxs en sí mismxs parecen escapar a la lógica amarillista y toda discusión tiende a una simplificación aberrante, los videos de Contrapoints son una brisa de aire fresco. Y si Internet es el lugar para disputar sentidos, sin duda ésta es una voz que vale la pena escuchar. En un mar de trolls y discursos del odio, una master class de dialéctica 2.0 en la que Wynn, jugando de visitante, abre la cancha para seguir problematizando con altura.
¡Advertencia!
Todos los videos están subtitulados al español, sólo hay que activarlos.