EGO-DOOF: Copacabana Diapers

Por Lux Lindner

Dibujo por Leopoldo Estol

1

Debiendo a Sergio de De Loof algunos momentos buenos de mi vida me hubiera parecido una ingratitud no ver  la película que le fue recientemente dedicada y estrenó el BAFICI.  Amén de que estoy dentro de esa parva de artistejos que donó obras ( en mi caso un dibujo bastante elaborado )  para un remate destinado a que él pusiera ese lugar que no puso ( “La Guillotina” ) prefiriendo irse a Rio De Janeiro para…eeeh…buéh, la película Copacabana Papers no lo deja del todo claro…

 ( Y yo bufando como si hubiera margen para la queja, no? )

2

En su enjundiosa Historia de la Música publicada originalmente en 1969 Lucien Rebatet menciona entre otros méritos de Wagner “la calidad de espíritus que ha subyugado”. Cuando uno piensa en el tendal  de “espíritus subyugados” por el presunto talento de De Loof podría parecer que estamos frente a fenómeno de análogas dimensiones. El tema es que más allá de su buen trabajo de relaciones públicas plus meshup de adulterios & fundraising, Wagner deja alguna que otra obra de arte con la que a siglos de distancia podemos extraer significados, articulación de sentimientos y pequeñeces de ese tipo. ¿Qué deja Sergio Marcelo de Loof una vez Fuera de la Temporalidad? Bocha de anécdotas adosadas a su deriva toxopatógena y pésimas filmaciones de desfiles que fueron seguramente muy divertidos aunque cueste reconocer en los registros a actuales colegas que eran entonces, simplemente alguien que nos gustaba.

3

¡Tan “alternativo” como el mismísimo Méndez! Las farándulas más rancias parecen haber colonizado exitosamente el cerebro de De Loof (o lo que de él quedaba) hasta el very final y en el Copacabana nos cuenta entre raya y raya, como si fuera el hallazgo del siglo, cómo una vez la Xipolitakis “superó” a Susana Giménez ¡He aquí la destilación de toda una vida!

Perdón que vuelva al tema de los “espíritus subyugados ” pero en un sentido crudamente inverso la imagen de De Loof con un pie en el  más allá arrodillándose frente a Alan Faena en el Museo de Arte Moderno revuelve el estómago del enano contracultural que los over fifty alimentamos a escondidas del cinismo y la resignación. Ah, la blancura divina. Ah, la barba del asceta!  ¡Todo listo para un 3D barroco! El éxtasis de Santa Sergia. La flecha para Santa Teresa es ahora un sombrero blanco con arena de Miami.

Me dirán; a la Warhol le pasaba lo mismo, el recuerdo de su pasado “barat” (como diría Alex Caniggia)  la impulsaba a cortejar a las farándulas más sepulcrales  en existencia. Pero en ese proceso, un poco como este otro muchacho que mencioné (Wagner),  se produjeron obras, baba de caracol vitrificada, algo como una estela que sirva de orientación o advertencia, motivo de masticación a quienes vendrán…fuera de los accidentes de la propia vida.   

4

Más allá del posmoderno y derrotista temblequeo de la “fascinación” por las celebrities, De Loof parece  no haber querido a nada o nadie; en su conversación no hay momento para detenerse con calidez o emoción adherente en persona o lugar determinado. En vano buscamos el rapto de  sincera ternura que parecen conservar hacia él sus “subyugados”, hacia los que no guarda la mínima gratitud de nombrar. ¡Como sí hace con los sponsors, claro!

¿Nada para decir de  Andrea Sandlien. Fredy Larrosa. Cayetano Vicentini , Nelson Murad, Pablo Simón… (lista incompletísima)? Cristian Delgado es la abreviatura  de todos ellos, reducido a secretaria emplumada autorizada a mezclarse con el Mundo Exterior?

Juan Calcarami, aquel  ser humano y artista de verdad, aparece como colorido fantasma en las  filmaciones de archivo en CP, pero no se lo menciona por su nombre en ningún momento, mucho  más etiquetadas resultan las boyas de la farándula tipo “Su”, Javier Luquez, Wally Diamante y demás obsesiones de chismosos a contrapelo. Genios de la agenda, seguramente!  Pero que con el “arte contemporáneo” no la iban mucho (corríjanme si me equivoco…)

5

Digamos que el  título de la película está bien.  No aspira a ser un  Copacabana Leaks. Se  documenta y rubrica lo conocido y no  “revela” nada novedoso. Tal vez hubiéramos querido ver más pija y menos merca, pero en fin. Es apenas más de lo peor que temíamos, ahora en HD.

Tal vez estuvo Sergio Marcelo toda su vida más pendiente de “SU”Giménez que de Vivienne Westwood o Derek Jarman y somos los que esperábamos otra cosa de él los verdaderos tontos de esta película.

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