Derek Jarman entre nosotrxs
por redacción El Flasherito
Cada jardín tiene su tiempo y cuando escribo estas palabras no me refiero a que alguien encontró un reloj pulcera tirado al pie de la ligustrina, no. Cada jardín habilita, como si se tratase de un umbral sensorial, un viaje particular. Y más que un viaje, una ensoñación, una posible huida que es también un renacer que nos encontrará con las manos sucias escarbando aquí, cortando allá o simplemente suspendidos, prestando atención al aleteo de una mariposa.
Leo en el diario de Derek Jarman: “Oramos para que cayera una lluvia abundante y copiosa, no este minúsculo cambio de isobaras”. Más adelante, se queja de un ejército invasor de orugas amarillo verdosas que se come las taco de reina. Leo con detenimiento y mucha atención el diario de Derek y me voy dejando llevar por los cambios sutiles en su jardín, por el empeño que pone en estas labores cotidianas que lo llevan a amorosamente repartir montañas de estiércol entre los canteros, sus rezongos con el medio del cine siempre demasiado emperifollado y los cuidados que toma para vincularse con su pareja. No se trata de un mero registro de lo cotidiano sino también del diario de un hombre enfermo de sida en los años 80. Lamentablemente todavía faltan demasiados años para que llegue el coctel y para que la enfermedad mengüe en su agresividad, cuesta imaginar un panorama más desalentador. Sin embargo, Derek es un artista que ha decidido vivir sus últimos tiempos en la tierra afinando al máximo su sentir.
Al enterarse de que es portador del virus, lo invade la necesidad de estar más cerca de lo natural y huye de una Londres detonada rumbo al límite físico de la isla. Cuando nada parece tener sentido buscará cobijo en el rumor del mar, en las labores de un jardín sin lineas divisorias y en las intrigantes ráfagas de luz de un faro cercano. Inmiscuirse a través de las páginas de su diario, Naturaleza Moderna, es ir y venir entre la urgencia por hacer las cosas y no dejar de sentir: ser conscientes de esa belleza evanescente que hay en cómo los rayos del sol se retiran de la costa cada día al atardecer. En este jardín en construcción los recuerdos de la niñez asaltaran al laborioso jardinero: tardes refugiado en el ático dibujando y escribiendo un cuaderno nuevo, la caída de un muro donde las abejas han escondido su miel o su primer flechazo siendo un petiso que viaja en el manubrio de la bici de un chico más grande.
La de Jarman es una poética que se sobrepone a la catástrofe, siempre pareciera tener una vuelta cómica para darle un revés a la moralina recalcitrante que lo circunda. En uno de esos cuestionarios con sabor a nada que realizan los periódicos para llenar espacio le preguntan cuál cree que es su mayor virtud a lo que responde sin más: mi homosexualidad. De levante por la calle es víctima de una pacata redada policial de la que por suerte logra escapar, en su diario queda asentado el titular sensacionalista que pasa por su mente: “Queda al descubierto la víctima de SIDA favorita de todos”. Aún en las malas, el activista nunca pierde el sentido del humor y el jardín prospera con los cambios de estación, con los gajos que prenden y se vuelven vigorosos, con la llegada de insectos dispuestos a llevar polen a otro sitio. Se contrapone así, el frente artístico y militante en el que Derek va más al choque con su infinita atención a lo que pasa en el jardín porque detrás de su fervorosa figura pública no se esconde más que el amor y el cuidado de las energías más ínfimas.
Este sábado 7 de marzo El Flasherito vuelve al jardín de Proa21 junto al sello Caja Negra para rendir tributo a una gran persona en lo que hemos dado en llamar la Jornada Jarman. Habrá un nutrido y festivo programa que arracará a media tarde con un paisaje sonoro construido especialmente por Pablo Reche para la ocasión. Habrá lecturas de Naturaleza Moderna en las voces de Pepo Scioli, Marina Daiez, Juan Gabriel Miño y Mat Medeler. La artista rosarina Claudia del Río junto a la paisajista Cecilia Perkins nos invitarán a vincularnos con el jardín por medio de dibujos y nos enseñarán también algunos trucos sobre las plantas. Para cerrar se proyectará una peli de Jarman y beberemos cerveza. Agradecemos especialmente a Caja Negra, a Proa21 y a Lenni Liffschitz de nuestro colectivo editorial por haber llevado esta empresa adelante.
DEREK JARMAN: ¡PRESENTE!
¡AHORA Y SIEMPRE!
¡Larga vida a su jardín!