Catalina León: Una constelación impredictiva

por Maia Gattás Vargas

     Tengo el nuevo libro de Catalina León en mis manos; es pesado, grande, de buena calidad. Se llama Sol en casa 8 (¿supongo que eso significa Escorpio?). En verdad son dos libros. Uno color y otro blanco y negro, en español, inglés y francés. El de color compila una serie de obras suyas, el blanco y negro textos, entrevistas y algunas postales.
A mí, que no me gusta la pintura, o que siempre dije eso… Siempre dije «la pintura me cuesta», y recién hace poco encontré algunas que me inquietan o cautivan. Pero con Catalina León fue amor a primera vista. Quizás porque no era exactamente pintura. Recuerdo una nota en el diario donde «la conocí»: contaba de una artista que ganó el premio Petrobras con la obra “Patio o pintura para piso y plantas”. Esto fue en 2007; yo tenía 21 años, ella 26.

    Yo usaba internet hace poco y comencé a «seguirla». Seguirla no significa lo que significa hoy: no tenía Facebook, ni Instagram, ni nada de eso (además creería que ella tampoco tiene ni tuvo). Sólo estaba atenta a ver qué aparecía sobre ella. Entonces, en ese seguimiento, supe que sus profesores del IUNA (ahora UNA) le decían que «pintaba mal». Y vi por la pantalla de mi computadora cómo ella «pintaba mal» un retrato de un hombre sobre una persiana rota; vi cómo «pintaba mal» sobre Durlock. Y no sé cuántos años pasaron hasta que por fin estuve adentro de una obra de ella. Fue en arteBA, quizás mi primera y última vez ahí. Lo único que me gustó de ese shopping de obras de arte lleno de gente que se daba codazos para ver una obra de Nicola Constantino fue estar adentro de su instalación. Y quizás también esa haya sido mi primera experiencia en una «instalación».

Reincidí un par de años más tarde, en 2011, cuando llevé a una amiga a ver su muestra «Muda» en la Galería Alberto Sendrós. De ahí recuerdo las inmensas cortinas de hojas bordadas traídas de su viaje a Costa Rica, el caos en el piso, en las paredes, desborde absoluto de cosas, pinturas, textos, bordados, galletitas también, creo y una postal con un papagayo que todavía conservo. Y ahora, que la había olvidado, que hace años no sabía qué estaba haciendo, que «dejé de seguirla», vuelve a mí transformada en libro.

    ¿Cómo fue el desafío de hacer un libro sobre tu obra, que es principalmente instalativa, desbordada de los marcos, con textura y a gran escala? ¿Cómo te resultó pensar los límites y el orden que propone el papel?

¡Tuve un muy buen equipo de diseñadores! Vanina Scolavino, Cecilia Szalcowicz y Gastón Pérsico fueron quienes lograron que mi obra pudiera entrar en un formato así y volverla legible. Si bien mi obra pierde bastante en fotos, lograron convertir el conjunto de obras en un objeto. La decisión de separar texto de imágenes, surgió un poco de mi manera de trabajar, de abordar la práctica artística como terreno donde el pensamiento se derrite y los discursos se reescriben en una clave no lineal.  Pienso que el trabajo de edición y la decisión de separar palabra de imagen, lograron hacer del libro una pintura impresa que cabe entre las manos.

    ¿Cómo surgió y se desarrolló el armado de este libro?

Surgió y fue posible gracias al interés de Afshan Almassi Sturdza, ella es coleccionista y su manera de apoyar a lxs artistxs es darles la oportunidad de hacer un libro. En Argentina también hizo los libros de Tomás Espina y Gabriel Valansi. Comenzamos a trabajar a finales del 2013. Ella viene una vez al año, cada vez que venía teníamos una reunión para ver los avances y decidir cómo seguir. Sus observaciones son siempre muy precisas y a lo largo de los tiempos fue algo que jugó a favor.  En medio del armado hice en 2015 la muestra en el Museo de Arte Moderno, esa serie de obras ocupa gran parte del libro. Además, ponerme a ordenar toda obra, para condensarla en un libro, me empujó a un nuevo punto de partida.  En 2016 comencé a trabajar en el armado de Lluvia, astrología impredictiva, un proyecto que, si bien tiene una clara línea de continuidad con mi trabajo, es a la vez una nueva etapa y cuya pieza central va a presentarse en la Usina del Arte, en La Boca, el 4 de abril.

    ¿En qué estás trabajando actualmente?

En unos días presento Un Zodiaco posible (obra en construcción); esta pieza forma parte de Lluvia, astrología impredictiva, proyecto que comencé con la intención de repensar, a través del arte, los imaginarios tradicionales de la astrología y su utilización práctica en la vida cotidiana. Comencé a estudiar astrología en el 2003, con Elisa Garrone, quien hoy sigue siendo mi referente en el tema. Desde entonces este lenguaje es un marco de referencia desde el cual leo las situaciones que me acontecen. Hacia finales del 2015 pensé que quería abandonar el arte para dedicarme solo a Vergel [una ONG que cofundó en 2010 para entrelazar arte, salud y educación. Uno de sus principales programas funciona  en el Hospital de Niños Dr. R. Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires y que contó con variadxs colaboradores a lo largo del tiempo] y a la astrología. Ni bien di el primer paso, me di cuenta que en este momento la astrología está teniendo mucha más difusión, en diferentes círculos se cita a los astros, a veces con más conocimiento y otra con ideas bastante vagas. Advertí que si bien este reflorecer de la astrología es muy positivo, a la vez puede prestarse con facilidad a hacer lecturas estereotipadas acerca de los signos y sus posibilidades. Entonces pensé que desde mi lugar de artista podía trabajar para propiciar acercamientos creativos al tema. Así empezó el proyecto.

El proyecto se despliega en el tiempo a través de distintas acciones como: muestras, talleres, construcción de un archivo, consultas astrológicas. Desde el principio tuve en mente construir un zodiaco que pudiera recorrerse y acercar la astrología a través de una experiencia sensorial.  Un Zodiaco posible (obra en construcción) es una instalación que desconoce su punto de llegada: ¿Tres años? ¿Ocho años? ¿Telas, bordados, dibujos, maderas, objetos, paredes?  El tiempo, la materia, lxs colaboradxres con quienes trabajo para cada edición, los lugares donde se muestre y la interacción con lxs visitantes, hará que estos 12 espacios se vayan cubriendo de imágenes alusivas a los signos del zodiaco.

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