Breves notas sobre Identidad y representación en el Arte contemporáneo argentino
A mi amigo Ariel Cusnir
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Hace unos años en la galería (o centro cultural) Belleza y Felicidad, y como parte de un conjunto de pequeñas obras de la colección de Gustavo Bruzzone se mostraba un trabajo de Yanina Szalkowicz, ¿o era Cecilia? (nota: la duda aquí no es casual). Se trataba de un conjunto de tarjetas personales que reproducían las variaciones sufridas por su propio nombre, según habían sido publicadas en diversas notas periodísticas en diarios y revistas. Las erratas en las pasajeras publicaciones son corrientes y la susceptibilidad de los artistas al respecto es una cuestión de identidad.
2
Copito Martínez Quijano había llegado especialmente como invitada de prensa del premio Site Specific Hotel Panamericano de Bariloche y yo me encontraba en el grupo de finalistas. Era la noche de premiación y estaba sentado al lado de ella cuando me nombraron ganador del premio. Me paro para recibir un diploma o medalla, ella me mira me toma del brazo y me dice, ¿Cómo estás Cusnir? Y yo: – No, no soy Cusnir. -¿Quién sos? -Soy Pablo Rosales. Si, yo te conozco, escribí sobre vos. Sí, claro, por Belleza y Felicidad. Nuestra relación no marchó bien el resto del viaje, durante la vuelta a Buenos Aires no le dirigí la palabra: ¡muy mal de mi parte! Al tiempo Copito publicó la nota correspondiente al Premio en Ámbito Financiero. El epígrafe decía: el trabajo del artista ganador, Pablo Rosales, pero la foto ilustraba el trabajo de Isabel Peña, mi amiga y (eventual) competidora.
3
Daniela Luna curaba una muestra en el lado B de una fiesta de la Discoteca Niceto, se llamaba AvAnt, creo que organizada por Daniel Ojeda. Me encuentro con Cusnir quien me cuenta va a realizar una performance consistente en bailar una cancion de Genesis. Arriesgo el nombre del tema, Who Dunnit? –Sí… cómo sabías? -Es que yo tenía la misma idea.
Pero me digo ¿qué son las ideas artísticas no realizadas? Una nada. Lo más curioso es que yo no había hablado de mi idea con Ari entonces, descartado el homenaje, o hubo telepatía, o concebimos simultáneamente una misma idea, o…
Se corta la música bailable, se prende la luz comienza el tema de Génesis (del disco Abacab, Era Phil Collins), hay confusión y murmullos. Ariel salta y baila sólo en la pista hasta desaparecer entre el grupo espectador. Pronto reaparece desde otro punto de la pista, sólo que ahora ha sido sustituido por un doble, quién con una grotesca peluca de lana (teníamos el pelo largo entonces) imitaba sus pasos de baile. Luego Ariel reaparecía, alternándose con el falso Ariel hasta que se los dos se confundían en la pista.
4
A Nora Fisch ya la conocía la primera vez que me confundió con Ariel y aclaramos la confusión amistosamente. En la segunda ocasión ya se acercó con un mensaje cifrado, algo como: Ariel mandáme pronto esas imágenes que hablamos. Yo por la sorpresa fingí: -sí, claro, – tomando nota mental de transmitir el mensaje a mi amigo. Aquel mismo día Nora volvió a acercarse y me dijo, ya sé que no sos Cusnir, Pablo, perdón que siempre los confundo, entonces nos reímos. Ya en un tercer encuentro, me saludó con ironía, ¡Feliz Cumpleaños Cusnir! y efectivamente había sido mi cumpleaños, el mío, el de Rosales, pero a pesar del humor nuestra relación no volvería a ser natural, algo se había dañado.
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Final. La semana pasada asistí a la inauguración de la muestra de Lux Lindner, en la galería de Nora. Yo estaba charlando con Vicente y Fernanda, Nora contaba su reciente viaje a Nueva York. Vicente comenta con Copito algún entretelón en la confección del libro que sostenía en sus manos en el cual Quijano compila las notas que escribió semanalmente en el suplemento Ámbito de las Artes del diario Ámbito Financiero. En alguna de esas notas posiblemente se encuentre mi nombre, sin foto, sin, digámoslo, un protagonismo muy destacado, lo cual no tendría mayor importancia en sí, si no fuera porque… Entonces Copito se retira del grupo y al pasar junto a mí, me ve y comienza su, a esta altura esperable: ¿Cómo estás? Mandále saludos a… ¿Vos sos el novio de Liv? «No» le respondí cortante. No puedo soportarlo más; escuchen, cronistas de la Historia, ¡No soy Cusnir!
por Pablo Rosales
Las fotos que ilustran de este texto son gentileza de CIA