Artistas de la noche
Dibujo por Lola Gonzalez
La muestra de Fede Cantini es una muestra frágil y fuerte. Eso tiene que ver con la economía de recursos de sus piezas, un conjunto de pequeños bajorrelieves de barro cocido que Daiana Henderson compara, en el hermoso texto que acompaña la exposición, a los ladrillos en tanto elementos fundamentales de cualquier construcción. Está totalmente hecha de tierra y agua y es sencilla y básica como un canción grabada en casa, solo con batería y voz. Cuando las letras son potentes y lo que dicen va derecho al corazón no hacen falta miles de arreglos sofisticados, ni muchos instrumentos.
La Batalla de el Pari no tiene como objetivo ser bella, aunque lo sea, y mucho. Nos habla de la época, sin dar vueltas, de manera directa y radical, como un gran tema punk. Fede pone trap a todo volumen en su inauguración, y sus amigxs, que no son para nada el público habitual de la Galería Diego Obligado, transforman el momento en una casi performance. En este dispositivo honesto todo está a la vista como los ganchitos que sostienen las piezas. No se esconden ni las rajaduras ni las fisuras, se escucha la respiración del artista, y todo suena increible.
También podría decirse que la muestra tiene algo de canción en su acepción medieval. Pienso en los cantares de gesta del siglo XI o XII, esos largos poemas narrativos, construidos con un modelo métrico repetitivo, que cuentan los hechos y proezas de los caballeros, sus éxitos, sus derrotas. Acá hay una decena de estrofas: algunas plantean una situación, otras se enfocan en un detalle, un gesto, otras presentan los personajes, reconocibles por sus atributos, y juntas desarrollan el relato de la noche, de cierta noche, de nuestra ciudad, la de una batalla sin fin, donde el que gana es un perdedor más.
Entre los lugares de la acción, uno se parece a la casa del artista, que conozco porque también es la galería Jamaica. Se trata de un espacio de muestras que Fede lleva adelante y que se hizo imprescindible en Rosario. Un lugar donde el arte se confunde con la noche justamente. Un día que fui después de una inauguración Fede me hizo pasar, pero me pidió hablar despacio porque quedaba un chicx profundamente dormidx de la noche anterior. Ahi mismo, dentro de la muestra. Me pareció genial, un lugar de exposiciones con códigos y horarios más parecidos a los que se podían usar, por ejemplo, en algunas salas de recitales de otra época.
El viernes volví a mi casa al cierre de la galería Diego Obligado, amigada de vuelta con el arte y Rosario (no recuerdo porqué pero estaba peleada con ambas cosas, como me pasa de vez en cuando). Feliz de haberme encontrado con esta rara emoción. Qué bueno cuando una muestra te deja contenta como un buen recital, no pasa seguido. Unos días antes, Fede había subido a Instagram un texto que me había emocionado mucho, narrado en primera persona. En la muestra me aclaró que no era de él, sino de un artista transformista, actor y guionista de la ciudad, Mariquena del Prado, con quien se habían conocido poco antes, en un viaje en auto de Buenos Aires a Rosario. El texto decía que había perdido su fuente de trabajo y su razón de vivir porque la pandemia había terminado con la noche, algo así pero mucho mejor dicho. Era un texto habitado por cierta rebeldía sin ser violento y atravesado por mucha pasión. Contundente y explícito. No lxs puedo decir las oraciones exactas porque no me las acuerdo, pero sí tengo muy presente la emoción que me dejó, muy parecida a la que se quedó en mí después de la muestra. Lo que si puedo hacer con seguridad es transcribir la última frase, que aparecía en letra capital, y que tomé instintivamente como un statement posible para Fede y como un posible subtítulo para la Batalla de El Pari, un manifiesto para toda una comunidad que quizás perdieron un poco más que lxs demás en todo esta mierda que pasamos, neoliberalismo brutal y pandemia confundidos, el final de una canción triste y bella:
AUNQUE ME APAGUEN TODAS LAS ESTRELLAS
SEGUIRÉ SIENDO UN ARTISTA DE LA NOCHE